El simulador contaba con 200 aparatos que medían y grababan todo tipo de actividades y reacciones. Además de simular rutas diversas y emergencias. Se podía medir el cansancio, el consumo de alcohol, la interacción con medicamentos, el miedo o el pánico en una situación de crisis.
Los “Oscar Humanus” hasta tenían los huesos de cerámica con una composición similar a los huesos humanos. Sufrían heridas reales porque tenían un cuerpo que era una reproducción casi exacta al de los seres humanos. Además se podían reemplazar las partes dañadas en una simulación de un accidente.
En su cuerpo estos robots tenían sensores que grababan todas las lesiones que sufrían en directo durante una simulación. Lo cual brindaba muchos datos de cómo se lastimaba un cuerpo humano en una colisión real. Además el simulador podía ser lanzado contra una pared, como en un crash test actual.
El valor de cada “Oscar Humanus” era de 30.000 dólares y podían incorporar los nuevos adelantos tecnológicos que se iban apareciendo. En la fotografía superior vemos a la familia de robots de la empresa automotriz alemana Volkswagen. Mientras que en la foto inferior vemos el simulador con un “Oscar Humanus” en su interior. Las fotografías fueron tomadas del diario La Nación del 10 de noviembre de 1980.
Mauricio UldaneEditor de Archivo de autos
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