Los senderos de la infelicidad

Por Conócete Y Quiérete


Imaginémonos un laberinto con un montón de caminos posibles. Algunos, a veces muchos, no tienen salida y nos obligan a dar marcha atrás; a rectificar la ruta hasta dar con la ruta correcta: la ruta de la felicidad, de la satisfacción vital.La depresión, la angustia, la ansiedad son algunos de esos caminos equivocados. Los caminos de la desdicha, el reflejo de una forma inadecuada de afrontar la realidad; de aquellas actitudes disfuncionales de las que hablábamos en el post anterior. Caminos que a veces son también un círculo vicioso porque, cuanto más caemos en ellos, más volvemos a caer.
Pero...¿cuáles son esas rutas en las que con más frecuencia caemos y que nos hacen infelices? Yo destacaría estos cuatro.
Primero, la pasividad. La inactividad, la rutina, la comodidad, el pasotismo. Negarnos a nosotros mismos la capacidad para cambiar las cosas, para mejorar, para crecer. Negarnos la capacidad de ilusionarnos por las cosas, de implicarnos en causas más o menos perdidas.
Segundo, el miedo. El miedo al fracaso, el miedo al ridículo, al "qué dirán". El miedo a ser menos que los demás, a arriesgar lo mucho o poco que tenemos.  Miedos paralizantes que, al igual que la rutina, nos convierten en personas sin aspiraciones, sin metas ni motivaciones; personas a medio realizar.
Tercero, el exceso de individualismo. No pensar más que en nosotros mismos y no sólo porque a veces no pensamos más que en satisfacer nuestros propios deseos, sino porque perdemos la consciencia de cuál es la posición que ocupamos dentro del mundo, de la sociedad en que vivimos. Porque así, sin pretenderlo, nosotros mismos nos aislamos de los demás y nos vemos abocados a la tan temida soledad.
Cuarto, el victimismo.La otra cara del individualismo, porque de la misma manera que podemos ser activamente egoístas e insolidarios, a veces somos todo lo contrario. Porque a veces no sabemos luchar por nuestros propios intereses y preferimos lamentarnos y esperar a que nos lo den todo hecho. Porque también así somos egoistas: porque, al igual que los niños pequeños, nos creemos el ombligo del mundo.

póster creado por Adarve Photocollage, retoque fotográfico