Los tres capítulos de la felicidad

Por Valedeoro @valedeoro

Desde que he decidido prestarle más atención a las cosas que me hacen feliz estoy llegando a una conclusión muy interesante (aunque no muy sorprendente): no son las cosas lo que me hace feliz, sino las experiencias. Tanto mi lista de los sueños como mi proyecto de la felicidad incluyen muy pocos objetos. Los objetos que sí he incluido transportan alguna experiencia, como el perfume que me acompañará en el día a día.

Tus experiencias y la adaptación hedonista

Una ventaja obvia de las experiencias (desde el punto de vista de una organizadora profesional) es que no ocupan espacio físico, no requieren una limpieza regular, ni pueden quedar obsoletas. La segunda ventaja (desde el punto de vista de una minimalista estoica) consiste en que son menos propensas a sucumbir ante la adaptación hedonista.

La adaptación hedonista es la capacidad del ser humano de adaptarse rápidamente a los cambios. En el caso de un evento traumático o negativo (pérdida de trabajo, un accidente, etc…) esta capacidad es maravillosa, porque te ayuda a adaptarte a la nueva situación. En el caso de los eventos felices es una desventaja por la misma razón. Después de un momento de felicidad, te acostumbras rápidamente a la nueva situación y el efecto positivo se desvanece.

La felicidad en tres capítulos: Vorfreude, saboreándolo, recordándolo

Lo bueno es que existen formas de prolongar el efecto de los eventos felices, si prestas atención al momento anterior y posterior a la fecha: disfrutando de la experiencia y además saboreando el tiempo de espera y el recuerdo. En alemán hasta tenemos una palabra para el hecho de saborear un evento antes de que se produzca: Vorfreude. Literalmente significa “pre-alegría” y es la felicidad que sientes al esperar algo. La fiesta de inauguración de mi piso me mantuvo en expectante durante 2 semanas en las cuales pinté el piso, planifiqué la fiesta y cociné con mi amiga para que todo saliera genial. Y gracias a las fotos que tomamos y a la música que nos recordará esa noche podemos volver a vivir esos buenos momentos tras el día de la fiesta. Eso es sacar el “máximo provecho felicitario” (sic) de un evento.

Convertir las cosas en experiencias

Las cosas no tienen el mismo impacto que las experiencias sobre tu bienestar subjetivo. Es possible experimentar “Vorfreude” mientras esperas conseguir un objeto determinado . Al mismo tiempo una vez lo hayas obtenido, es casi imposible ralentizar el efecto de la adaptación hedonista. Recordar la compra de la nueva televisión nunca te dará el mismo placer que perderte en los recuerdos de la fiesta que organizaste a un amigo.

El truco para aumentar tu felicidad es convertir las cosas en experiencias. Cada vez que desees algún objeto pregúntate para qué lo vas a utilizar. ¿Será una actividad que te aportará ilusión más allá del acto de la compra? ¿Te facilitará tus actividades diarias de forma tangible? En resumen: ¿aumentará TU felicidad o tan solo la del vendedor?