Los verdaderos peligros para los niños en el primer mundo

Por Pedsocial @Pedsocial

Una de esas listas de Internet de Preguntas y Respuestas me sugirió esta entrada sobre los que pueden ser los peligros de los niños occidentales que ponen a los padres de los nervios. La evidencia es que comúnmente los padres se preocupan y sufren por problemas o circunstancias de muy escasa probabilidad estadística y sobre las que, en general, poco pueden hacer por estar fuera de su posible control. Al mismo tiempo y a pesar de los constantes avisos y sesudas advertencias de las autoridades en las diferentes materias de la prevención, prestan caso omiso a indicaciones serias.

Por ejemplo, las familias mantienen una preocupación por que algún extraño pueda raptar a su hijo o hija, en cualquier sitio o por la calle y hacerle daño o incluso causarle la muerte. Se advierte a los niños de que no toquen superficies que puedan estar contaminadas aunque parezcan limpias y contraer alguna infección horrible que acabe con ellos en el hospital. O que, si bien ahora ha cedido la preocupación, un ataque terrorista pueda causar muerte y destrucción en la proximidad. Los viajes en avión motivan precauciones, subscripción de seguros de vida y efusivos abrazos de despedida.

Obviamente la truculencia de algunos medios de comunicación y especialmente las televisiones, contribuyen a fomentar tales creencias. Cierto es que el mundo está lleno de peligros, pero las compañías de seguros y los actuarios que las sirven, llevan decenios calculando la existencia de riesgos reales sobre los que basar sus inversiones más o menos millonarias. Y ello con una rendimientos que ya quisieran otras industrias. La verdad es que, si se tiene en cuenta el valor de la estadística para calcular la probabilidad de los riesgos, lo natural sería preocuparse de los factores de verdadero riesgo que tiene la vida de cada día. Lo más corriente es lo más frecuente.

El sedentarismo, la actividad física reducida, las más de 5 horas que cada niño consume delante de la tele, es la antesala de la obesidad y todas sus complicaciones: diabetes, hipertensión, cardiopatias coronarias, etc. reconocidas como las causas de muerte más comunes. Dos niños de cada tres no realiza el mínimo de actividad física recomendada para seres en crecimiento.

La dieta en exceso de calorías blandas y muy escasa en verduras y frutas, vegetales en general que aportan nutrientes que son esenciales.

Los accidentes de aviación , con todo su dramatismo afectan a un reducidísimo número de víctimas. En cambio los accidentes domésticos son los más frecuentes en la infancia y los de tránsito los que mayor mortalidad causan.

Las enfermedades infecciosas más graves que históricamente han afectado a los niños–sarampión, tosferina, difteria, poliomielitis, tétanos, etc–son las que actualente se previenen y evitan con los programas de vacunación. Y todavía existen imprudentes o desinformados que cuestionan el empleo de las vacunas.

Hay que seguir insistiendo en todo ello.

X. Allué (Editor)