Los wearables y el pollo

Por Saludconcosas @manyez

Durante 2015 fue una de las palabras de moda (y eso que cuesta pronunciarla bien), y ha protagonizado muchas jornadas, congresos o informes. Se trata de los wearables, esos dispositivos que llevamos encima y que miden nuestra actividad o nuestras constantes vitales. Pero, ¿son fiables? ¿seguro? Gracias a un reciente post de Microsiervos, hemos sabido que no es todo como lo pintan.

En un reciente artículo publicado en PLOS Medicine ("The Rise of Consumer Health Wearables: Promises and Barriers"),  un grupo de investigadores ingleses plantea diversas dudas sobre la fiabilidad y seguridad en el uso de este tipo de dispositivos. Si queremos plantearnos seriamente su uso como un dispositivo sanitario, y que sus datos sean tenidos en cuenta en la historia electrónica y para tomar decisiones, algo debe cambiar: 

"practitioners and researchers should try to work together and open a constructive dialogue on how to approach and accommodate these technological advances in a way that ensures wearable technology can become a valuable asset for health care in the 21st century."
Eso sí, el uso de este tipo de dispositivos y medidores ayuda al usuario a incrementar su actividad física y a mejorar ciertos hábitos relacionados con el ejercicio físico. Pero como hemos comentado, los datos ya no son tan útiles.Y por si os queda alguna duda, nada como hacer una prueba real sobre el funcionamiento de un wearable. Vale, sabemos que no hay mucha ciencia en este vídeo, y que puede que no sea cierto y nos la hayan colado, pero hay que admitir que nos deja sin argumentos. El vídeo está en twitter, por si queréis difundirlo o verlo tranquilamente, o incluso para que consultéis a vuestro carnicero de confianza. La gran duda: ¿qué actividad cardiaca tiene una pechuga de pollo?

@internetofshit Here you go pic.twitter.com/I2OSwPQTIo— Emily G (@EmilyGorcenski) enero 26, 2016