LOT and the nature of primitive symbols

Por Bernardo Pino Rojas

Se ha sostenido que la hipótesis del Lenguaje del Pensamiento (LOT) nos adeuda una teoría empíricamente convincente acerca de la naturaleza de los símbolos primitivos que, según dicha hipótesis, son manipulados computacionalmente para implementar nuestros procesos de pensamientos. 
La teoría en cuestión es una deuda empírica porque tiene que ver con la manera en que determinados patrones de actividad neural podrían ser adecuadamente descritos en términos de la manipulación computacional de símbolos mentales que LOT asume.
Sin embargo, de lo anterior no se debe concluir que cualquier teoría alternativa acerca de la naturaleza de aquellos símbolos que pueden estar involucrados en nuestros procesos mentales es una mejor teoría (o una más viable) sólo porque LOT mantiene la deuda en cuestión. Dicho de otra manera, el planteamiento ontológico de que los símbolos de LOT deben ser primitivos no corresponde a un mero juicio dogmático, sino que se adecua a ciertas condiciones y supuestos sustantivos de los que ninguna otra buena teoría de la mente debiera estar libre. 
Hay condiciones de individuación con respecto al tipo de propiedades y relaciones que pueden determinar aquello que hace que un concepto sea el concepto que es y no otro. Del mismo modo, cualquier teorización acerca de la naturaleza de los conceptos está inevitablemente subyugada a ciertos supuestos ontológicos preliminares que reflejan una determinada concepción de la posibilidad metafísica de aquello que se teoriza. Tanto las condiciones de individuación como los supuestos sustantivos mencionados constriñen (implícita o explícitamente) los procedimientos metodológicos que pretenden encontrar la evidencia que avale algún determinado planteamiento teórico, en este caso, con respecto a la naturaleza de los símbolos mentales de LOT.
La relación de constreñimiento recién aludida no es bien recibida por la comunidad actual de cuentistas cognitivos que suelen desarrollar hipótesis acerca de la cognición fuertemente basadas en la evidencia experimental, aunque sin prestar suficiente atención a las confusiones que trascienden a dichas hipótesis cuando se soslayan las cuestiones mencionadas en el párrafo anterior. Este es el caso que ilustra una reciente corriente eliminativista con respecto a los conceptos sustentada en el planteamiento de que la teorización acerca de conceptos en filosofía y la teorización acerca de conceptos en psicología corresponden a dos proyectos fundamentalmente distintos y irrelevantes entre sí (ver Machery 2009; 2010). El uso del término ‘concepto’ sería, prácticamente, un desafortunado problema de etiquetado.
Según esta última corriente,
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