Hasta el próximo 16 de septiembre, la muestra propone un viaje a dos mundos paralelos separados por un siglo y medio de historia y unidos por un mismo afán de innovación.
Articulada en dos plantas, cada una consagrada a un creador, La primera se remonta a los orígenes de la manufactura artesanal ideada por Louis Vuitton en 1854.
Dos épocas clave en la segunda planta, el ambiente nostálgico cambia radicalmente. Luces, música y movimiento ilustran el lenguaje de una época, que Jacobs ha adaptado al clasicismo de la marca.
Si tienes planeado visitar la capital francesa y eres amante de la firma, esta exposición se convertirá en una parada obligatoria.