La propuesta tenía como base un menú no muy caro, con raíces gallegas y platos de alta calidad. Además una parte se quedó acondicionada como barra/bar y allí se podían probar algunos de sus creaciones sin tener que comer un menú entero. ¿El sitio merece la estrella? pues, realmente, tengo alguna duda. No es excesivamente innovador. Tiene muy buenos platos y un gran servicio pero que tenga un menú cuqui no debería ser suficiente para conseguirla. O si. Pero entonces lo merecerían muchos más locales donde se come de vicio pero no hay el tan manido "menú degustación" que ahora mismo consiste en tres aperitivos, dos entrantes, pescado, carne, prepostre, postre y los petit fours por 72 euros.
Como fue una visita totalmente improvisada (un lunes por la noche que nos pilló por la zona) en la que solo queríamos conocer el local y la cocina de Manuel Domínguez nos quedamos en la zona de bar donde probamos algunas de sus tapas:
- Gazpacho de melocotón (8€): un más que curioso plato con tomate amarillo y vieira en ceviche.
- Ensaladilla de marisco (12€). Pedimos media ración para poder tomar más platos y este lo elegimos por ser un clásico del local. Que esta bueno, claro que si pero ¿es la ensaladilla el nuevo plato comodín? no hay chef que se precie que no te ponga su versión en la carta.
- Media de bravas de langostinos (10€). Este si, este plato, sin ser nada del otro mundo si tiene su toque. Es simple: unos langostinos rebozados. Pero el rebozo con sabor a salsa brava los hace muy ricos. Una versión de autor de las gambas a la gabardina.
- Medio salmón ahumado (12€), aunque a priori parecía un buen plato acabó cansándonos.
- Dos tacos de rabo de toro con cebolla y langostino (16€). Provocó cierto sinsabor, sin estar mal, la mezcla mar y montaña no termina de cuajar. La cebolla le da un toque fresco pero el cilantro se come parte del sabor.
- De postre una ensalada de chocolate que sube un punto la valoración final (7€)
Con un servicio bueno pero no demasiado meticuloso el sitio da para una cena agradable pero, en mi opinión, hay otros Michelín mejores. Es una zona de barra que conserva parte del lujo de su zona de restaurante. Mucho más formal que, por ejemplo, la barra de Álbora. Los platos, como veis, no son excesivamente caros pero la comanda subió hasta los 50€ pax por sus extras: tres copas de cava Gramona Imperial (7 euros cada una), un agua y un café.
Esperaremos a probar el menú degustación pero su barra es de nivel medio.
PUNTUACIÓN 7/10
https://restaurantelua.com/