En esta época del año en la que parece que todas las mujeres vamos a la búsqueda del vestido que más lentejuelas, pedrería, plumas, encaje y transparencias tenga, yo creo que me desmarcaría de la manada vistiendo un smoking femenino.
Lo de los vestidos de noche esconde algo de frustración del Óscar (nunca estaré presente en la ceremonia de entrega de los Oscars así que aprovecharé cualquier ocasión erótico festiva para calzarme el vestido más-más que pueda, ya sea una boda o una noche de farra con las amigas por Nochevieja).
Todo esto lo hablo de oídas, porque hace ya años que no salgo de juerga por Navidades. Podría poner de excusa al bebé, pero no seria justo. La culpa la tengo yo, que soy muy dormilona, y eso de la música alta y de que te empujen en los bares como que ya no me mola tanto como hace unos años. Ahora quedo con los ex-compañeros de curro, con los ex-amigos (esos que han usurpado el cuerpo de tus amigos y con los que antes tenias más cosas en común que las enfermedades que sufren los bebés), tomo unas cervezas y me pongo al día de su vida, pero la etiqueta es relajada, puedes ir con botas, guantes, bufanda e incluso con un sujetador deportivo.
Pero si me tuviera que arreglar para una noche de fiesta por todo lo alto, iría así (también influyen los maravillosos smokings femeninos que he visto en la exposición de Yves Saint Laurent en la Fundación Mapfre en Madrid):