Lunes, 8 a.m.: the shortest horror history

Por Ruthderioja

Aquella mañana LaMala Mamma madrugó contenta. Era lunes, 8 a.m. y desde hacía dos semanas, no despertaba ella a las niñas. Le encantaba entrar en la habitación oscura, levantar la persiana mientras les decía:
- Buenos días, my little princess...-
- Grrr- respondió la NiñaGato
- ¡Mami!- saludó con más amor la NIñaKoala- ¿Hoy hay cole?¿Hay cole?Noooooooooooooo- 
Ya empezamos, pensó LaMala Mamma.
- Hay cole, sí. Pero vas a cantar mucho. Esa de "cabeeezaaaa, hombros, rodillas y pies, rodillas y pies...". Y a pintar. Y poner gomets-
- No quiero ir al coleeeeeeee- y así comenzaron los lloros.-¿Hay guisantes? Si hay guisantes no quiero ir al comedor...Buaaaaaaaaa!!!-continuó la NiñaKoala
No hay guisantes. Menos mal, podía ir peor. Quizá todavía pueda calmarla, pensó LaMala Mamma
- NiñaGato, arriba. Ve vistiéndote mientras yo cambio a la peque
- ¿Ese pantalón de chándal? ¿Ese taaaaan feo? Ese no me lo pongo, pontelo tu si quieres. ¿A que no te lo pones tú,eh? Pues si no te lo pones tú, ¿por qué me obligas a ponérmelo a mí?- gritó la NiñaGato- Buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa-Buaaaaaaaaaaaggggggggggggggggg-Buuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu-Aggggggggggggggggggggggg-Ahhhhhh-Agggggggggg- sonaba su dulce melodía

Imagen de aquí


- Pontelo ahora mismo o irás en pijama. Esto es una mamacracia, así que mando yo. Y este pantalón de chándal azul marino, de algodón calentito, con los ribetes en fucsia, que te compré el año pasado y te queda perfecto, es el pantalón ideal para una mañana como la de hoy. En la que además, tienes Educación Física- soltó LaMala Mamma mientras pensaba en la campaña pro-uniforme que iba a iniciar esa misma tarde en el patio del colegio- y tienes dos minutos para levantarte, vestirte y presentarte en la cocina-
- No. No pienso ponérmelo. No me voy a levantar y no voy a ir al colegio con ese chándal- sentenció la NiñaGato y se dio la vuelta en la cama, metiéndose bajo el edredón
- Esas zapatillas no gustan!!. Buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa- LaMala Mamma se había olvidado de la NiñaKoala, que estaba en su propia guerra. Ahora era ella la que protestaba por las zapatillas.
- ¡Me hacen daño! Aquí, aquí, aquí- una mentira podrida, erannuevas y le estaban más que holgadas  ¿Hay guisantes? No quiero guisantes. están malísimosssssssssss- repitió la NiñaKoala- buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa-.

Esto no va bien, pensó LaMala Mamma. Son las 8:30 y solo tengo a una en la cocina. Llorando a moco tendido. Y la otra ni se ha levantado de la cama.
NiñaGato, te queda un minuto. Te quito el desayuno de la mesa. Tu misma- amenazó LaMala Mamma a su hija mayor
- ¡Que noooooooooooooooooooooooooooooooooooo!- chilló esta.-¡No me has escuchado, que no me lo voy a poner!!
- Sí te lo vas a poner. Y ahorita mismo
- Pero..
- ¡Ni pero ni pera!- gritó LaMala Mamma quién, a pesar de haber contado "1, 2 y 3 yo me calmaré todos lo veréis", estaba ya en modo madreloca on, olvidando su zen y su maternidad relajada
- ¡Ahhhhhh, ahhhhhh, buaaaaaaaaaaaaa, buaaaaaaaaaaaa, ahhhh, aggggggggggggg!!- lloró-chilló-lloró y se forzó el vómito la NiñaGato
Y así, el dulce momento de levantar a las niñas un lunes por la mañana, se transformó en la más corta historia de terror. Ahora LaMala Mamma lo sabe:

"Pago a una asistenta para que levante a las niñas todas las mañanas. 

Me sale más barato que el psicólogo" Haz click aquí