Tiempo tardaré en olvidar la luna nueva de junio de este año , ya que han sido 4 semanas en las que he dado un paso adelante y 5 pasos atrás, como si hubiese caído en desgracia a los dioses ; en muchos momentos me sentí como Teseo, reptando a oscuras en el húmedo laberinto del minotauro cretense , con la soledad que él tuvo que sufrir, sabiendo que en cada esquina, podría encontrarle el hijo del Rey Minos, y con él mi perdición ; no lo achaco todo a la suerte, también mi torpeza ayuda mucho a mis desgracias, pero cuando tus dedos se arrastran buscando ese hilo de Ariadna que te lleve fuera del terror , y no lo encuentras , acabas hundiéndote mas y mas en el fango ; en esos instantes te sería muy fácil tirar la toalla, rendirte no sólo a la evidencia, sino dando la razón a aquellos , cercanos y lejanos, que buscan lastrar tu camino, aunque a veces sea con el arma de la cruenta verdad ; en esta ocasión, mi lucha con el demonio ancestral quedó en tablas, pero bien saben los olímpicos que pronto volveré a adentrarme en esa oscuridad, y quizás, con la ayuda de Atenea y de mi Musa , logre derrotar por siempre al minotauro, a ese animal que representa, mi propia rendición a esta pasión, a esta locura de escribir .
- Ivana Barazi, “Ariadna y Teseo en Naxos” (2002) , extraido del blog Amazonia Libre