Conmemorando los 105 años de la muerte de Giacomo Puccini (29 de noviembre de 1924), me parece importante hacer un pequeño estudio de cómo hemos modificado nuestra mirada sobre oriente en la representación del personaje de Cio Cio San, una de las obras más importantes del siglo XX y de la obra pucciniana.
Madama Butterfly es una de las óperas escritas a principios del siglo XX (1904) y que por lo tanto han sufrido un proceso de transformación en su estética de representación más palpable y accesible al estudio en imágenes.
Comienzo por esta imagen de auténticas japonesas que pertenece a la colección de fotografías que sirvió de base para los diseños del estreno en el teatro Real de Madrid en 1911, para dar una idea de la realidad en la que está basada esta obra de ficción.
La apertura de Japón a occidente despertará un enorme interés por todo lo oriental, pero evidentemente desde el punto de vista occidental.
La fascinación por oriente y la moda que existía en esa época determina también la estética que hizo famosa a esta ópera y que se repetirá casi sin variaciones más allá de la primera mitad del siglo XX.
En la imagen superior vemos como ejemplo a Emma Destin en el papel de Cio Cio San en 1907[1], en una función cantada en presencia del propio Puccini, en la cual Pinkerton fue interpretado por Enrico Caruso. Como era costumbre en la época, no se tiene noticia de quien fue el diseñador ni el director de escena, sin embargo, al haber sido avalada por el compositor se supone que cumplía con las características estéticas que él buscaba.
Para el público de nuestro tiempo esa mujer parece más una señora con rulos y bata recién levantada que una japonesa de 15 años, esta es una de las razones por las que la estética original pensada por los compositores no puede ser la que se use para representar en el siglo XXI.
El realismo escénico es bastante discutible en cuanto a lo que es originalmente oriental o lo que está pasado por la visión occidental en casi todas las puestas en escena de ésta ópera, porque el mismo argumento es poco apegado a la cultura oriental y está más bien insertado en el naciente interés por Japón que los europeos sintieron a inicios del siglo XX. Como se puede apreciar en este boceto escenográfico del alemán Kudwig Zükermandel-Bassermann para la temporada 1932/33 de la ópera de Lübeck[2], cuando habían pasado casi veinte años del estreno de esta ópera.
En esta ópera la concepción del personaje principal parte de una problemática planteada por el propio autor: la protagonista tiene quince años y la música que ha escrito debe ser interpretada por una soprano lírico ó lírico spinto que rara vez alcanza la madurez vocal necesaria antes de los 35 años. Por lo tanto, el público siempre tendrá que hacer concesiones en la convención teatral. ¿Cómo resolver este problema que se presenta ya de inicio?
La imagen de Cio Cio San no cambió casi nada durante los siguientes 20 años, como puede comprobarse en las siguientes fotografías de diferentes intérpretes de este personaje en representaciones efectuadas en las décadas de 1950 a 1970.
A pesar de ser cantantes completamente distintas, (incluso racialmente), y de que las fotografías pertenecen a diferentes casas de ópera tanto de Europa como de América, podemos observar una estética común casi invariable.
Ninguna de estas estrellas de la ópera parece tener quince años y difícilmente puede ser confundida con una japonesa, aun así son consideradas como algunas de las grandes intérpretes de este papel de todos los tiempos. Por consiguiente se deduce que el apego a la realidad tanto de la historia como de la verdadera estética oriental en la ópera no ha sido nunca lo determinante en su representación escénica.
Hasta la década de los 70 se dejaba en manos de la benevolencia del público, que "se dejaba engañar", o comprendía que la congruencia visual pasaba a segundo término. ¿Puede ser así siempre?, el devenir de esta ópera por los escenarios del siglo XX ha contestado esta pregunta negativamente.
María Callas interpreta a Cio Cio San en la Opera de Chicago[3]. Cuando escuchamos la entrada de la protagonista en su grabación comprendemos porqué Puccini cree que puede convencer al espectador auditivamente de que Cio Cio San tiene 15 años. No se conservan registros de su interpretación en escena, por lo que no sabemos qué aportaciones hizo esta famosa intérprete a este papel desde el punto de vista escénico. En cuanto a la imagen de este personaje corroboramos que se crea un imagen determinada de cómo es un kimono o cómo es una japonesa sin preocuparse por el apego a la realidad.
Si observamos las tres fotografías siguientes, nos da la sensación de que fueron hechas por los mismos diseñadores y directores de escena. Incluso las actitudes del personaje son muy similares.
No fue hasta 1994 y para una producción cinematográfica, que por fin se pudo tener la imagen del personaje de quince años. (Hay una película anterior que también lo logra pero la intérprete no canta el papel sólo lo actúa). Ying Huan fue escogida entre doscientas candidatas, contaba con escasos veintitrés años en la época del rodaje y su trabajo es digno de admiración. Esta película fue dirigida por Fredéric Mitterrand y producida por Francis Ford Coppola[8]. Es una espléndida película excepto en el aria final, donde se entiende por qué este papel no puede ser interpretado por una cantante joven.
La revolución en la estética visual de esta obra en su puesta en escena llega realmente a manifestarse de una manera generalizada en la mayor parte de las casas de ópera del mundo en la década de los 80, pero realmente es a partir de los años 90 donde algunos montajes cambiarán para siempre nuestra manera de ver . La complejidad emocional de esta obra, su carácter intimista y su enorme sentido teatral, comienzan a interesar a directores de escena de vanguardia, de modo que la experimentación escénica termina por dar sus frutos en montajes dignos de memoria.Sin embargo, la supremacía de la visión occidental llega a su clímax con la propuesta de Bob Wilson para la ópera de Paris, donde se reinventa la estética de esta ópera desde un punto de vista contemporáneo. Cio Cio San no trata de convencer a nadie de tener quince años ni de ser japonesa. Lo que busca es dar la atmósfera intimista y dolorosa de la ópera, logrando una estética que retoma símbolos e ideas orientales y las convierte en propuestas occidentales.
En estos últimos seis años podemos ver una variedad de propuestas que muestran una visión personal que resalta aspectos distintos de la obra: la belleza plástica, la naturaleza trágica -no sólo melodramática de la historia- o la visión de oriente que plantea. En los escenarios actuales encontramos todas las posibilidades de lectura de esta obra: tradicionales, vanguardistas, minimalistas, buscando la originalidad oriental, retomando la visión desde occidente, o criticando otras formas de invasión, más contemporáneas a los espectadores como podemos verlo en estas escenografías de montajes de los últimos veinte años.Muy probablemente algunas interpretaciones ni siquiera podía imaginarlas el propio Puccini, y ésta es la muestra de cómo el teatro ha ganado la batalla en la escena operística.
La búsqueda de la originalidad en el lenguaje escénico es un arma de doble filo que nos ha dado algunos de los mejores resultados escénicos del siglo XX y algunos de los peores montajes nunca vistos. A pesar de todo, ése es un riesgo más que necesario para la evolución de la ópera.
Aún así, en nuestros días de experimentación y de vanguardia escénica, la vuelta a los montajes tradicionales es bastante más frecuente de lo que se piensa. Como puede verse en esta producción del Teatro Comunale de Módena y dirigida por Stefano Monti, que se presentó en Palma de Mallorca en el 2003, pareciera que la fotografía pertenece a una puesta en escena de hace 30 años[13].
En una hermosa revaloración del mundo oriental, con su estética colorida y etérea, sin perder la perspectiva occidental, Lindsay Kempt nos regala un montaje y una visión sumamente novedosa, sobre todo en cuanto a la concepción del personaje central: Cio Cio San es una mujer cuya fuga de la realidad la lleva a un nivel mental enfermizo.
Al final, pareciera que no importa que se haga esta heroína sigue siendo una de las más apreciadas por el público y una de las más difíciles de abordar por cualquier cantante, sin embargo su relación con el Japón verdadero y su visión desde occidente siguen siendo y han sido en los últimos 15 años, un mundo por descubrir en la dirección de escena contemporánea.
[1] En:Batta, Andras. Opera. Compositores, obras, intérpretes. Barcelona: Equipo de Edición, 2000
[3] Allegri Renzo y Roberto. Callas by Callas. The secret writing of "la Maria". New York: Universe Publising, 1988. Pág. 89
[4] En: Pahlen, Kurt. Grandes cantantes de nuestro tiempo. Buenos Aires: Emecé Editores, 1973.
[5] Mc Govern, Denis y Winer, Deborah Grace Mis recuerdos de la ópera: 89 estrellas de la ópera hablan de su profesión, sus vidas y sus compañeros de trabajo. Buenos Aires: Javier Vergara Editor, 1990. Pag. 160
[8] Sony B.G. Music Entertainment. Masterworks. [en línea] Sony, RCA,DHM, Arte Nova < www.sonyclassical.com> [consulta: 12 de febrero de 2004]
[9] En: Opera. Compositores, obras, intérpretes. Op. Cit.
[10] Gerhard Claus website. Madame Butterfly Staatstheater Hessen [en línea] en contrucción <www.gerhard-claus.com> [consulta: 23 de dic. 2005]
[11] Marinsky Theatre. [en línea] The State Academic Mariinsky Theatre Design and development. Peterlink Web 1998 <www.mariinsky.ru> [consulta: 23 de noviembre de 2005]
[12] On line music magazine. Das erste deutschsprachige Musikmagazin im Internet[en línea]Alemania: on line musica magazine, 1995[consulta:12 de dic. 2005]
[13] Opera actual. Barcelona: Opera actual SL, Julio-agosto 2004.