“Lo peor que puede ocurrirle al hombre es llegar a pensar mal de sí mismo.” Goethe
¡¡No puedo más!! Me siento culpable por no aguantar las grietas, el agotamiento, la mastitis. He tenido que recurrir al biberón. Y encima ahora vosotras me decís que debería haber pedido ayuda. ¿Creéis que no lo he hecho? El médico de cabecera me dijo que lo dejara. Encima mi suegra y hasta mi hermana creen que debería haber esperado. Que injusto. Cada vez que me ven con el biberón en la mano me miran mal. Lo sé. Como si fuera una mala madre por no dar el pecho.
Escuche esta conversación hace unos días en una cafetería. Me conmovió oír la voz rota de esa madre a punto de llorar con su hijo en brazos, soportando el aguacero de frases bien intencionadas de otras dos madres que allí estaban.
Por un momento me vi como ellas y lo lamenté. Pienso en las veces que he presionado hasta la saciedad, abrumándolas de información y consejos a esas mujeres que me dijeron que no iban a amamantar. Reconozco mi torpeza y ese desacierto de palabras hipnóticas que cordialmente lanzaba sobre las madres. Un dulce vaivén de frases que a la larga solo eran cantos de sirena.
Con la distancia que da la experiencia, una voz que sale de dentro me habla de comprensión y compasión hacia esas mujeres. Una compasión que debí expresar y no hice. Mi rol como matrona consiste en mostrar las bondades de cualquier acto. Informar, formar y ayudar a decidir. Pero muchas veces presioné con excesivo ímpetu a mujeres de las que desconocía todo, su historia, sus sueños, su vida, sus pensamientos, su trabajo, su entorno, su mundo, su hogar. No fui capaz de ofrecer palabras de respeto y afecto por decisiones que aunque no fueran compartidas, no debía juzgar.
Ibone Olza expresa magistralmente en una frase toda esa sensatez que debemos ofrecer. “La leche materna es el mejor alimento para los bebés, pero dar el pecho no es siempre lo mejor”
Porque hay madres que han empezado a lactar y han tenido que dejarla con todo el dolor de su alma, por grietas, soledad, mastitis, falta de ayuda y un largo rosario de razones. Quizás algunas mujeres puedan rebatir, discutir y hundir una a una toda esa argumentación, pero para ellas, y eso es lo importante, esas razones eran tan válidas y reales como la salida del sol.
“Cuál es la nutrición básica del alma? Pues difiere de criatura a criatura, pero aquí hay algunas combinaciones. Considéralas como macrobiótica psíquica. Para algunas mujeres, el aire, la noche, la luz del sol y los árboles son necesidades. Para otras, las palabras, el papel y los libros son las únicas cosas que sacian. Para otras más, el color, la forma, la sombra y el barro son los absolutos. Algunas mujeres deben saltar, inclinarse y correr, pues sus almas ansían bailar. Y otras más ansían tan sólo una paz recargada en un árbol” Mujeres que corren con lobos. Clarissa Pinkola
La lactancia materna es una norma biológica y la lactancia artificial es una norma social.
Hoy sé que esa presión excesiva, feroz, invisible y en ocasiones cruel, resulta insana y nociva para la salud emocional. De quien la recibe y por supuesto de quien la lanza. Por qué las voces extremistas pro lactancia no son voces comprensivas, ni indulgentes, ni compasivas. Son voces que censuran, juzgan y condenan a las madres que eligen otro camino. La triste superioridad de las lactivistas sentenciando a otras madres. Además, el tema de la lactancia parece que es cuestión de todo o nada. Como una duda existencial. La palabra mixta se ignora y los biberones con leche materna se destierran. La dualidad de los dilemas.
Curiosamente la fotografía de una mujer amantando a su hijo parece ser la única imagen alegórica de la maternidad. La única forma de establecer el vínculo madre-hijo. Y sin embargo no hay estudio científico que avale que las madres que no han amantado no hayan establecido un vínculo afectivo seguro con sus hijos.
Diane Wiessinger, una consultora internacional perteneciente a la Liga de la leche, autora de varios libros sobre el arte de amamantar, dice:
“La mayoría de nosotros hemos visto a madres bien informadas luchando sin éxito para establecer el amamantamiento, que optaron por la alimentación con biberón con un sentimiento de aceptación porque saben que hicieron lo mejor que pudieron hacer. Y hemos visto madres menos informadas sintiendo ira hacia un sistema que no les dio los recursos que más tarde descubrieron que necesitaban. Ayuden a una madre que se siente culpable a analizar sus sentimientos y descubrirán una emoción muy distinta de la culpa. Alguien hace mucho tiempo asignó a estas madres la palabra “culpa”. Es la palabra equivocada.”
Ser moderado y flexible es parte del aprendizaje vital de los humanos. Hay tantos tipos de madres como aves en el cielo. Sé que además de informar debo ayudar a las madres a explorar sus sentimientos, emociones y pensamientos. Ayudarles para que usando sus recursos internos tomen la decisión más adecuada para ella y para su hijo. Y si deciden dar lactancia artificial, acompañarla para que den el biberón como si fuera el pecho. Resumiendo, ayudarle a clarificar.
http://iboneolza.wordpress.com/2012/08/02/dar-el-biberon-como-si-fuera-el-pecho/