Madres y padres ante la sexualidad de sus hijos adolescentes

Por Oliva23

Cada vez es menor la edad con la que nuestros hijos e hijas tienen su primera relación sexual con penetración, y a pesar de su mayor formación sobre sexualidad, todavía son muchos los chicos y chicas que no usan ningún método anticonceptivo en sus relaciones sexuales.

Los datos del Informe Juventud en España de 1992 indicaban que un 34% de adolescentes de menos de 18 años habían mantenido relaciones sexuales con penetración. En 1996, los datos de ese mismo informe indicaban un porcentaje del 43%. Es decir, parece que la edad del primer coito se está adelantando, y se sitúa en torno a los 17 años. La mayoría de adolescentes “se estrenan” entre los 15 y los 18 años. Todos los estudios suelen coincidir en que los chicos dicen iniciarse antes que las chicas. No obstante, estas diferencias bien podrían deberse al significado que la “primera vez” tiene para unos y para otras. Para los chicos iniciarse pronto es algo que está bien visto y sirve para aumentar el prestigio ante el grupo de amigas y amigos; para las chicas, por contra, una iniciación precoz no está tan bien valorada, más bien ocurre lo contrario. Por ello, los chicos tenderían a reconocer edades de iniciación más precoces y las chicas más tardías. Estas primeras relaciones coitales suelen ir precedidas de intercambios de besos y caricias que tienen un claro valor de aprendizaje, y que son necesarios para que chicos y chicas vayan conociendo mejor su cuerpo y el de la otra persona, así como todo lo relacionado con la actividad sexual.
Una de las mayores preocupaciones que tienen las madres y padres de adolescentes tiene que ver con esa “primera vez”. Nos referimos a las consecuencias que pueden derivarse de esas relaciones sexuales cuando se llevan a cabo sin la protección debida. La probabilidad de un embarazo no deseado o de contraer alguna enfermedad de transmisión sexual como el VIH/SIDA o la gonorrea, justifican sobradamente esta preocupación.
¿Están nuestros hijos e hijas realmente formados y preparados para afrontar con seguridad esas primeras relaciones? No resulta fácil dar una respuesta global a esa pregunta, pero los datos de algunos estudios señalan que cuanto más pronto se inicien, más probabilidad hay de que no utilicen ningún método anticonceptivo. No es tan arriesgado iniciarse a los 18 años como hacerlo a los 14. A pesar de las muchas campañas que se han llevado a cabo durante los últimos años para promover el uso del preservativo, aún son muchos los chicos y chicas que mantiene relaciones sexuales sin ninguna protección. Las razones de esta falta de uso son variadas. Una de ellas es la falta de información. Por ejemplo, hay quienes piensan que no puede haber embarazo la primera vez, ni tampoco si se hace el amor de pie porque el semen se escurre. La falta de previsión puede ser otro motivo. Como decía un chico: “Para una vez que se te presenta la ocasión no vas a preocuparte de eso”. Las actitudes negativas hacia el uso del preservativo, por pensar que limita el placer o que rompe la naturalidad o la espontaneidad del acto, son otro motivo de la falta de uso entre quienes son más jóvenes.
Hay que destacar que chicos y chicas deben tener un fácil acceso a preservativos para evitar las conductas sexuales de riesgo. Sin embargo el trato discriminatorio que muchas madres y padres muestran hacia sus hijos e hijas se pone de manifiesto cuando consideran un acto de responsabilidad el hecho de que su hijo lleve un preservativo en la cartera, mientras que cuando de trata de su hija la respuesta parental es bastante menos favorable.
ALGUNAS CUESTIONES GENERALES SOBRE MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS

  • Es recomendable que mantengáis con vuestros hijos e hijas una buen clima de confianza para que se sientan con la libertad de preguntaros cualquier duda que les surja en torno al tema de la sexualidad. A veces, por vergüenza o por falta de confianza, intentan buscar respuestas sólo a través de los amigos y amigas, llegando en muchas ocasiones a conclusiones erróneas con respecto a temas importantes. Por ejemplo, pueden llegar a pensar la “marcha atrás” es un método anticonceptivo eficaz, cuando en realidad se trata de una práctica de riesgo que no evita ni los embarazos ni las enfermedades de transmisión sexual.

  • Si os consideráis informados, podéis discutir con ellos y ellas la eficacia y los riesgos de los distintos métodos anticonceptivos, haciéndoles ver no sólo la importancia de algunos para evitar embarazos no deseados, sino como medio fundamental de prevenir la infección por enfermedades de transmisión sexual.