Sucede que en ocasiones la comunicación no depende de lo que cuentas sino de cómo lo cuentas, un ejercicio peligroso si lidias con una vecina septuagenaria pero ideal si profundizas acerca de la obra de Haritz Guisasola (Eibar, 1975), un artista al que los temas, en la mayoría de ocasiones, le suponen una excusa para pintar. Su producción incluye variedad de elementos surrealistas y explora la imperfección pictórica a través de bodegones, mobiliarios, políticos y otros elementos inertes. Una realidad de técnica mixta, caracterizada por un trazo enérgico, en ocasiones tosco y de medido, pero no por ello menos chocante, cromatismo. Ayer día 7 inauguraba en la Galería Paula Alonso la muestra “Principio terrestre”, una ironía pictórica que, a su vez, ejerce de discurso crítico hacia una sociedad que encumbra la desfachatez de aquellos que viven por y par el poder. Hombres trajeados, zoomórficos, secundados por primates y muñecos de nieve que ejercen de reflexión sobre el juego político y su naturaleza efímera y cíclica.