El arte contemporáneo ha conocido grandes azares bajo control, muchos de ellos vinculados a las mismas tradiciones estadounidenses que han inspirado a Rainer Splitt a la hora de definir (o indefinir) su obra. Piezas que podrían ser pinturas y esculturas y que, pese a su indecisión formal, exhiben la claridad que siempre ha caracterizado al artista desde sus inicios a mediados de los 80. El vertido como un acto creador y la aleatoriedad como discurso devienen las principales bazas de su primera exposición en nuestro país, albergada en la Galería Pilar Serra hasta 15 de mayo. En ella, encontraremos cajas de PVC sobre las que se ha derramado la pintura, un ejercicio de cálculo que tiene en cuenta las propiedades del líquido, su comportamiento al extenderse y su proceso de secado, tres fases menos aleatorias de lo que a simple vista parece. Para esta muestra, Rainer Splitt ha reunido papeles pintados y cajas y los ha sumado a pinturas vertidas directamente sobre el suelo, máxima expresión de su procedimiento y el minimalismo que lo alimenta.