Magdalena de Suecia eligió a Valentino para que diseñara su vestido de boda. La novia real estaba espléndida con un vestido de organza en seda plisada con encaje de chantilly, de escote barco y un ligero escote en la espalda.
El velo, de organza de seda rematado con encaje de azahar y point d'esprit, abarcaba el largo de la cola de cinco metros y salía de su tiara favorita de la colección privada de la Casa Real.
Magdalena, maquillada de forma muy natural, con los labios rosas, se decantó por un moño bajo, y eligió unos espectaculares pendientes y un brazalete de diamantes.
El bouquet era de color blanco y destacaban las rosas y el mirto.