BARUJ SPINOZA Y SIGMUND FREUD. ENSAYO SOBRE EL ESTADO, LA CULTURA, LA FELICIDAD Y EL PRÓJIMO (IV)
Si bien al planificar este escrito me propuse seguir una línea de tiempo coherente, me seduce, en cambio, aquí hacer un alto y asumir como continuidad temática el pensamiento de Moisés ben Maimón (1135- 1204).
Más cercano a la concepción bíblica aunque respetando la condición racionalista imperante en el siglo XI entre los pensadores judíos y árabes, Maimónides expresa sus ideas acerca de la organización estatal, los individuos que la integran, sus leyes y costumbres. Es reconocida las diferencias que Spinoza evidenciaba con su antecesor (1). Desconozco si en alguna oportunidad Freud frecuentó los textos escritos por el médico cordobés. El origen político de la comunidad, de acuerdo con los dos pensadores citados anteriormente, es una acción voluntaria de los hombres cuyo objetivo es conformar un frente unido para la defensa frente a eventuales ataques internos o del exterior. En cambio, para Maimónides, el nacimiento de la misma se debe exclusivamente a la voluntad de Dios. En su monumental [amazon_textlink asin='8497776259′ text=' Guía de perplejos ' template='ProductLink' store='lasnuevemus07-21′ marketplace='ES' link_id='c6bc1af3-ed5c-11e7-a00b-150e5568c980′](2), el sabio andaluz distingue cinco facultades en el alma; la quinta es la intelectual o racional, que es propia del hombre y le permite vivir y convivir con sus semejantes. Fuera de la sociedad, es inconcebible la existencia del individuo; el hombre perece. La vida social le proporciona inclusive su bienestar físico (GP. 3,27). Todos los principios morales conciernen a la relación y trato del hombre con sus semejantes. Si una persona estuviese a solas, sin trato con ninguna otra, todos los principios morales serían innecesarios y no le añadirían perfección alguna. El objetivo final del hombre es obtener las más altas facultades intelectivas y las nociones que lo llevan a tener ideas metafísicas ciertas acerca de Dios, que es haber alcanzado su perfección; le otorga la inmortalidad, y es por razón de ella por lo que se le llama hombre sabio, esto es, el varón de buenos principios morales (GP. 3, 54). De esta manera, la ética de Maimónides se apoya en el elemento social, que da lugar a la política, es decir, al gobierno. Aquí, el autor de Mishné Torá, sigue a Aristóteles que en su tratado sobre la Política asegura que los hombres son por su naturaleza unos más aptos para mandar que otros y coloca en la cima de esa clasificación a los sabios (los filósofos) (3). Moshé ben Maimón entiende que ese sitial le corresponde al profeta. El modelo a seguir es Moisés por sus cualidades superlativas al dirigir el éxodo de los israelitas de Egipto, por quien el ensayista manifiesta su admiración. (GP. 2, 33, 35 y 39) ¿Cuál es el razonamiento que realiza? El hombre llega a su perfección cuando ha alcanzado el conocimiento de Dios y sus obras por vía de indagación intelectual; una vez llegado a este nivel, empieza a consagrarse a Él, robusteciendo la Inteligencia que es lo que nos une al Ser Supremo. Se trata de la síntesis entre razón y fe, filosofía y Torá, así puede comunicarse directamente con Dios y alcanzar la categoría de iluminado. A pesar de tener la capacidad de profetizar, una persona no adviene realmente profeta ya que hay que contar con la voluntad de Dios (GP. 3, 51). Además de las facultades morales y racionales, el espíritu profético debe darse en un hombre sabio, fuerte para dominar sus instintos y rico en conocimiento (GP. 2, 32; [amazon_textlink asin='8472131033′ text='Carta a los judíos del Yemen' template='ProductLink' store='lasnuevemus07-21′ marketplace='ES' link_id='40bda05c-ed5d-11e7-b95b-eb31c1d04cc3′], 46) (4). Estas son las características con que debería contar quien gobierne la sociedad. Cabe entonces preguntarse por qué no es suficiente con la fe en el Ser Supremo para conseguir las dotes de la profecía. Maimónides propone conocer los principios filosóficos para refutarlos con presteza cuando entren en colisión con los principios religiosos. Por ejemplo, en la Introducción de la Parte Dos de la Guía de Perplejos anota puntillosamente las veintiséis proposiciones del griego con las cuales está de acuerdo, excepto la que habla de la eternidad del Universo. En páginas sucesivas, explica la manera en que adopta la doctrina aristotélica y sus coincidencias con la Escritura (GP. 2, 3 y 5). Por otra parte, entre los capítulos trece y treinta de la misma parte discute las diferentes teorías acerca del principio del Universo, teniendo a Aristóteles como eje central de su crítica (5). En consecuencia, resulta evidente que la concepción ética de Maimónides y, por consiguiente, el sistema político que de ella deriva está delimitado por un fuerte idealismo que lo hace atractivo aunque potencialmente de difícil sino de imposible cumplimiento, porque exige un componente religioso y metafísico que no todos los integrantes de la comunidad a la que va dirigido están dispuestos a aceptar. Algunos renglones más arriba, expresé que el autor de los Aforismos médicos tiene una relación amplia y dinámica con Aristóteles no sólo en lo que se refiere a sus reflexiones metafísicas, sino que también se sostiene en su elección de personas con atributos morales, intelectuales y capacidades de mando extraordinarias destinadas a ejercer el gobierno de una colectividad de hombres y mujeres con intereses, conductas y costumbres heterogéneos. Sin embargo, al elegir a Moisés como el modelo de líder, acota su actuación al tiempo -ciertamente prolongado- en que los israelitas erraron por el desierto, tarea que por supuesto le demandó un esfuerzo titánico. Esto mismo, nos impide imaginar cómo hubiese sido su desempeño una vez instaladas las doce tribus en Canaán y atender las cuestiones cotidianas de un Estado debidamente conformado. En el extremo de la especulación, tal vez podamos discernir que Jehová no tenía demasiada confianza en su representante para llevar a cabo esta gestión y por eso le impidió la entrada a la tierra prometida.
Pablo FreinkelABREVIATURAS UTILIZADAS
GP-Guía de Perplejos (el primer número indica la parte y el segundo, el capítulo)
NOTAS
1- Con respecto a las diferencias teológico- filosóficas entre Maimónides y Spinoza, ver Pablo A. Freinkel. "Maimónides y Spinoza. Una polémica de mil años". Cartografías. Actas del VIº Simposio Internacional de Estudios Sefardíes, agosto 2015. Sefárdica Nº 22. Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí. Buenos Aires, junio 2016, pgs. 415-427.
2- Moshé ben Maimón, Maimónides. Guía de perplejos, Editorial Obelisco, Barcelona, 2010.
3- Aristóteles, op. cit.
4- Moshé ben Maimón, Maimónides, Carta a los judíos del Yemen, Riopiedras Ediciones, España, 1987.
5- La cosmogonía griega afirma que la Creación emana de una materia ya preexistente: creatio ex materia, y que por ese motivo es eterna; en tanto, la religión judía sostiene que Dios creó el Universo de la nada, lo que se denomina creatio ex nihilo.