Mal gusto

Por Peterpank @castguer

En estos tiempos aciagos (en realidad, siempre), el buen y el mal gusto son demasiado a menudo términos intercambiables. John Waters, gurú trashy de vómitos, excrementos y degeneración, es sin embargo un dandy con una extraordinaria sensibilidad estética. Por otro lado, quienes se consideran adalides del buen gusto (Isabel Preysler, Naty Abascal, Letizia Ortiz y demás portadas de ¡Hola!) no son más que prostitutas cualificadas que disfrazan impunemente su condición travistiéndose de mojigatería y falso pudor. Se suele llamar elegante a quien viste de negro, lleva tacones y sobre todo, está delgada (o delgado, claro…). Algo, a todas luces ajeno al “gusto”. Hecha esta salvedad, he decidido enumerar cosas que me parecen de buen y mal gusto. Me gustaría conocer también sus opiniones, doctos y nunca suficientemente bien ponderados lectores.

BUEN GUSTO:
Mochilas.
Lady Gaga.
La fiesta “Calor” de Siroco.
Dar las gracias y pedir las cosas por favor.
Conocer la etiqueta para saltársela.
Pestañas postizas.
Servilletas de tela.
Comer pollas.
Bolis bic.
Gorras con viseras grandes.
Snoopy.
Trabajos bien remunerados.
Hongos atómicos.
Cuarto Milenio.
Spotify.
Socializar en la puerta de algún club.
Estéticas excesivas y/o legitimadas: togas de juez y jueza, bata de anestesista, conjunto para practicar la halterofilia o atuendo gitanesco para vender romero en la puerta de la iglesia.
Mirar a los ojos al interlocutor con el que se está hablando.
Náuticos, regatas, impermeables…
Coito axilar .
Estornudar (qué buen rollo da…).
Charlie Misterio.
Gafas de sol.
Releer Guerra y Paz, junto a la chimenea, a comienzos de invierno, y en San Petersburgo, a ser posible.
Amar a las mujeres pelirrojas.
Calarse bajo la lluvia con determinación pero, igualmente, con cierta descuidada elegancia.

MAL GUSTO:
Bolsos sin asa (clutch)
Camisa blanca con pantalón negro
Una carta de amor en Comic Sans
Llevar un racimo de llaves, iPhone y ¿cosas? en la mano caminando por la calle.
Sidonie.
Ciertos coños depilados al cero
Acento argentino
Posters de Barbarella, Marilyn Monroe y Audrey Hepburn
Minimalismo.
Quejarse.
Mangas campana.
Botas marrones de tacón con el pantalón por dentro.
Moño alto.
No disfrutar con la comida.
Gorro de bloguera.
Acabados jaspeados en suelos y paredes.
Puertas con relieves de madera.
Decir que no se puede vivir sin ver el mar (que relaja un montón).
La Ópera sin entenderla.
Ir de entendido en vinos.
Entender por follar “penetración”.
Ropa de tallaje inapropiado.
Chuparse los dedos para limpiarse.
Olor fuerte a colonia barata .
Cutis descuidado, o con granos.
Cena con velas.
Carecer de sentido del humor o llevar un traje que brille al sol.
Heredar unos pies grandes, llevarlos descuidados y encima mostrarlos en público.
Poseer una inteligencia raquítica y no ser ni siquiera consciente de ello.
El bronceado color naranja.
Los  coches pintados de rosa chicle o naranja mate con pegatinas blancas.
Las incrustaciones de piedras preciosas en los dientes.

Lo dice Diana Aller