Una de nosotras está desesperada por las manchas... A ella sí hay la que se le resiste, todo lo contrario de lo que los anuncios de detergentes "demuestran"... Y eso que en casa sólo hay un hombrecito. Si, no podemos negarlo...,ellos se manchan más que nosotras, ¿a que sí? Pues eso, que no sabe la aseada madre dónde se mete el muchacho para traer manchas hasta en el cielo de la boca, y tan incrustadas ellas que no hay jabón que consiga dejar la prenda en su estado original... A diario el chaval va a la cocina y mete en la lavadora su ropita sucia. La madre la saca, la observa, le da un primer frote a mano con el maravilloso fairy, y de nuevo al electrodoméstico más adorado por amas y amos de casa. El caso es que, no solo las manchas de la ropa acaban en la cocina (quien tenga la lavadora en esa parte de la casa, se entiende). También otras manchas se apoltronan junto a los fogones...., unas más animadas, pero que sientan de escándalo en el hogar, y además nos observan mientras aplicamos nuestras "artes culinarias".
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¡Pon una vaca en tu cocina! Si os apetece, claro...