Ayer tuve la satisfacción de visitar la exposición de Manel Anoro (Barcelona, 1945) en la Galeria El Claustre de Girona. Por cierto ciudad en la que esta semana se celebra el Festival "Temps de Flors" (Tiempo de flores), tradición en la cual las calles se decoran con imaginativas instalaciones florales a cargo de participantes, profesionales y aficionados que transforman la ciudad en un sutil espectáculo de aromas, texturas y colores. Por tanto, entre la pintura de Manel Anoro y la festividad floral, una jornada llena de cromatismo.
Desde hace tiempo que sigo la obra de este artista barcelonés de nacimiento pero afincado entre Girona y Menorca, de donde extrae gran parte de su fuente de inspiración pero que también surge de otras partes del mundo, como él mismo nos explica: "... Necesitaba contar en mis cuadros mis viajes a Marruecos, las sandías, las mujeres desnudas y los bares de la Habana, Senegal, el resplandor de los paisajes de Menorca, la belleza de Girona... " De igual forma Anoro se define a él mismo, al artista, " como un narrador de cosas, lugares y sentimientos o sensaciones,... alguien que explique aquello que los demás no ven o ven un poco borroso y mal".
Manel Anoro es un pintor, que no va al son de la moda ni le interesan las etiquetas. Pinta con honestidad y oficio aquello que le gusta y punto. Como decia un pintor catalán, creo que era Nonell, "Jo pinto i prou!" ("¡Yo pinto y nada más"). Es por ello que se le nota que disfruta y goza con sus telas, porque no va a remolque de nadie ni de nada. Es obvio que si tuviésemos que situarlo dentro de una tendencia, de algún "ismo", sería el "fauvismo" donde lo podríamos "etiquetar" o situar; el color y el fuerte cromatismo , los colores complementarios que utiliza para hacer vibrar sus "cosas, lugares y sentimientos..." lo convierten en un pintor claramente colorista. Es pintor figurativo, partiendo de un dibujo expresivo, de trazo gestual y esquemático, sus motivos son claramente reconocibles, sus "narraciones" no pretenden escarbar nuestro subconsciente ni explicarnos conceptualidades banales e incomprensibles, pinta escenas cotidianas de la vida misma, con alegría y expresividad, pero eso sí, lo hace con su propia caligrafía pictórica; de manera arbitraria, pero desde " la cabeza, corazón e intestinos... ", coloca sus colores, sus elementos compositivos, esas sombras de tonalidades irreales o imposibles, pero bien armonizadas por el conjunto de cuadro, y todo ello bañado por esas pequeñas salpicaduras y pinceladas que hacen el conjunto tan bello y sugestivo, diría que da color a la vida. Creo que su esquema y su concepto pictórico podría equipararse al pensamiento de Matisse: partir de la naturaleza (del motivo) para después "abandonarlo" siguiendo sus propios impulsos. Y eso, a mi parecer, siempre con el oficio bien aprendido y la razón en su justo equilibrio, es lo que engrandece a un artista y le confiere su propia personalidad.
Paisajes de Girona, Menorca... en los que lo que menos importa es el lugar geográfico sino el cómo sus vibraciones y pinceladas nos transmiten una forma de ver que dificilmente podríamos imaginar. Sus bodegones, más esquemáticos, y las escenas de la playa, resultan aun más imaginativos en cuanto a su colorido más arbitrario, dejando más de lado la realidad para evadirse en la intuición y la creatividad. Las figuras femeninas, más acuareladas y rápidas, con colores mas planos pero de igual cromatismo nos expresan la admiración que el pintor siente por la belleza y la sensualidad femeninas. En definitiva, para Manel Anoro la belleza del mundo es la razón y el motor que mueve sus pinceles.
Poco más que decir, y mucho para ver, de un artista de su tiempo que va a contracorriente de la "contemporaneidad" (¡maldita palabreja!) y de las excentricidades y ocurrencias que nos pretenden algunos inculcar, pero que se ha ganado el aplauso y la atención de aquellos que no pretenden otra cosa que deleitar los sentidos a través de arte.