Su funcionamiento no podía ser más sencillo: aplicado directamente sobre la piel de forma que resalta cada curva o músculo dependiendo de si el modelo es chica o chico, el aerosol deja a su paso una capa fina de un material maleable fabricado con una mezcla de pegamento, fibras cortas y polímeros especiales. Tan efectivo es, que una vez seco, puede ser retirado, lavado y reutilizado de nuevo.La idea que partió del propio Manel Torres en el año 2000 cuando la patentó, se ha ido perfeccionando con el tiempo y actualmente, la textura de la tela resultante puede variar dependiendo del tipo de tejido que se le añada, como por ejemplo acrílico o lana. Sus colores, formas y diseños son infinitos, lo que abre una nueva puerta a la imaginación.
Y todo ello utilizando un simple bote totalmente manejable. Sin duda, el futuro, ya ha llegado.
Articulo by Ana M. Cañizar para LMC