Mantas para un avío...

Por Retroyconencanto @retroyconencant
Hace un par de noches salimos con nuestros respectivos y otra pareja de nuestro grupo de amigos; nos conocemos de muchos años y es grande la complicidad, sobre todo entre nosotras. Fuimos a un bar nuevo con buen ambiente y rica cocina, y en animada conversación estábamos cuando, de súbito, las tres echamos manos de las servilletas de papel que descansaban sobre la mesa, y comenzamos a abanicarnos como posesas... Está científicamente demostrado que las mujeres que conviven de alguna forma, se sincronizan en lo que al período se refiere. Pues nosotras podemos afirmar que, en los calores que sobrevienen en la etapa posterior, también. La servilleta era la típica de papel, incapaz de mover una gota de aire, pero las tres habíamos salido de casa con unos bolsos de noche monísimos, en los que el abanico no tenía cabida. Esos trozos de papel arrugados era lo único que teníamos a mano para sofocar el fuego que salía de nuestras entrañas. Aquí tenemos que hacer un inciso... ¿Cómo es posible que, con la energía que tiene que quemar nuestro organismo para provocar esas temperaturas, varias vece al día, encima comencemos a engordar...? Lo dejamos ahí para otro debate... A lo que íbamos, nuestras caras en esos momentos eran un poema;  rojas como tomates y brillantes de sudor. No hay maquillaje que resista ni manera de disimularlo. Y enfrente, ellos, los hombres, ajenos a nuestro infructuoso abaniqueo, con su charlita animada y sus caras limpias y perfectas como recién salidos de la ducha... ¡Qué asco, tú!
Y es debido a estas calenturas y la posterior congelación que nos entra, que de un tiempo a esta parte y, coincidiendo con los cambios de estación, necesitamos tener cerquita de la cama una manta de quita y pon... Os sonará el tema a las que estéis en nuestra misma situación; ahora me tapo, ahora me destapo, ahora saco un pie, luego saco el otro... Un ajetreo de noche en el que las mantitas se convierten en compañeras inseparables; así que, más vale tenerlas muy a mano.


Foto

Foto

Foto

Foto

Foto
Menos mal que siempre nos queda el consuelo de decorar, sea el motivo que sea que lo provoque...