» Leer Más
El gesto
Recuerdo que los domingos, después de almorzar, mi padre salía a comer la fruta y a fumar debajo del ciruelo. Recuerdo su expresión, un poco remota y un poco dramática, mientras enrollaba el tabaco en el papel. A veces, un resoplido significaba que el rollo había quedado demasiado apretado, y otras veces, el mismo resoplido significaba lo contrario. Nunca pude decodificar aquel psff…
Luego miraba el rollo por ambos extremos, buscaba los errores, emparejaba el tabaco, apisonaba el rollo acá y allá, dándole unos golpecitos sobre la uña del pulgar y, cuando estaba conforme, lo dejaba a un costado para esperar que se secara la humedad de la saliva. Mientras tanto, sin desesperarse, casi desapasionado, como si la ceremonia fuese aquella y no la de fumar, pelaba la fruta y se fabricaba un cenicero con las cáscaras.
Mucho después, cuando él ya no estaba, hubo tardes en las que me sentí cerca de la leyenda: tuve a mano el sol del mediodía; el viejo encendedor; el improvisado cenicero; el ciruelo; pero no sé… nunca fue igual. Quizás me faltó papel de Alcoy o quizás mi psff nunca fue tan impreciso como el de él.