Maria de York, Condesa de Harewood

Publicado el 14 enero 2016 por Vintagebyl_l @VintageByL_L

En plena adolescencia asistió a la coronación de sus padres, siendo esta la primera vez que se le requirió llevar ropas de Estado. Ese día, sobre un vestido blanco, llevaba terciopelo púrpura ribeteado con armiño con una larga cola, y alrededor de su cuello llevaba tres hileras de magníficas perlas. Su corona descansaba sobre sus abundantes rizos dorados, hecho por lo que su familia le apodó “Goldilocks” (Rubiales).

La princesa Maria de York, condesa de Harewood, contraería matrimonio en 1922 con lord Henry Charles George Lascelles, vizconde Lascelles, recibiendo ese día, entre otros muchos regalos, los diamantes Clanricarde que llevaban guardados en la cámara acorazada de un banco cerca de un siglo.

Los regalos de boda incluyeron muchas joyas, no en vano era hermana e hija de reyes.

Entre las piezas más curiosas y valiosas que recibiría durante esos días destacan:

  • Un precioso broche de diamantes y un zafiro, con un zorro grabado en el cristal central. La princesa cazaba a menudo y una de las agrupaciones con las que solía hacerlo decidió hacerla tan original regalo.
  • Los ciudadanos de Londres la obsequiaron con un colgante de diamantes, que llevaba un diamante en forma de pera dentro de un cerco de diamantes más pequeños, colgado de una cadena de 86 cms. con pequeños brillantes de decoración.
  • La ciudad de Edimburgo le envió una réplica de uno de los broches de la reina Mary, junto con una bandeja de plata. Y sus fieles Girl Guides le enviaron un “Tenderfoot badge” realizado con rubíes y diamantes, que se podía llevar como un broche.

Estos fueron solamente algunas de las piezas que recibiría a lo largo de su vida. La princesa, que fallecería en el año 1965, ya había realizado una subasta bastante importante de parte de sus joyas cinco años antes de su muerte. Pero en total serían tres subastas y 174 lotes el total de piezas que saldrían a la venta.

En la primera subasta se vendieron dos lotes en su nombre. Un lote con un maravilloso par de broches de diamantes en forma de pluma, de finales del siglo XVIII, y otro con un reloj-colgante de diamantes. Sin embargo, en la misma venta, en nombre de su hijo el conde de Harewood, se incluían algunas de las piezas más importantes.

Probablemente la pieza más interesante e históricamente importante de esta subasta sería el magnífico “devant de corsage” de diamantes, con un diseño en forma de lazos y volutas que se podían desmontar y usarse como broches independientes. Esta pieza fue prestada por la Princesa Real para una exhibición de arte ruso, que tuvo lugar en Londres en 1935, siendo catalogada como anterior propiedad del gran duque Mikhail Mikhailovich (1861-1929). Durante los inicios del siglo XX, muchos emigrantes rusos dispersaron sus colecciones de joyas, y la reina Mary fue gran compradora de algunas de ellas. Es probable que comprara este “devant de coursage” y se lo diera a su hija.

En la misma venta había una importante rivière de diamantes y un magnífico collar de esmeraldas y diamantes, con el frontal con cinco racimos de diamantes y esmeraldas conectados mediante una hilera doble de diamantes. Los racimos de este collar fueron originalmente parte de un colgante.

En la segunda subasta que se realizaría un año después de su muerte había otra parte  importante de su colección. La mayoría de estas joyas eran pequeñas joyas de carácter sentimental, que reflejaban su amor por el campo y la caza. Broches y pasadores de flores, mariquitas o golondrinas, ardillas, búhos y zorros formaban parte en su curiosa colección de animales.

Hacia el final de la venta llegaron las joyas más importantes. Un broche de zafiros y diamantes de principios del siglo XX, con el centro triangular con un gran diamante ovalado dentro de una hilera de diamantes. Un precioso broche/colgante de esmeraldas montados con brillantes, con una gran esmeralda en forma de pera y una gota de diamante. Esta pieza era de hecho la pieza central de la tiara que había recibido como regalo de boda. Una importante rivière de 38 diamantes, una bonita tiara de diamantes, muy similar a la tiara del rey Jorge III, de la Colección Real.

La tercera gran venta fue en octubre de 1970, en ella se pudieron ver joyas muy personales. Una bonita estrella de diamantes de dama de la Gran Cruz del Imperio Británico y dos broches de regimientos, uno de los Royal Scots y el otro del Royal Corps of Signals.

Del período art decó, y también del período de su matrimonio, había varios broches de diamantes, uno de Cartier, así como pulseras de rubíes, zafiros y diamantes.

Había también magníficas joyas antiguas, en especial un collar de diamantes compuesto por cinco racimos de diamantes y estrellas de diamantes rosas, alternándose con motivos de rombos y medias lunas. Este fue el mismo collar que su madre la reina Mary llevó a su baile de puesta de largo, junto con las obligatorias Plumas del Príncipe de Gales, una joya de un gran valor sentimental tanto para su madre la reina como para ella.

También había un maravilloso broche de diamantes y perlas que llevó en su boda, y la atractiva borla de diamantes y perlas que probablemente recibió como regalo de su tía, la princesa Victoria. Uno de sus regalos de boda, el colgante y collar de diamantes que recibió de la ciudad de Londres, también estaba en la venta.

Una de las joyas más bonitas que se ofertaron había pertenecido a la reina Victoria. Estaba diseñada como una hilera escalonada de diamantes y zafiros, y originalmente sujetaba un colgante de zafiro. La princesa real había prestado esta joya para una exposición de joyería antigua y contemporánea acaecida en Londres en 1953.

También se subastaron diversas tiaras, algunas datadas en los años 20, con diseños muy atrevidos e innovadores para la época. La más importante probablemente fue una diadema con un suntuoso diseño de motivos en volutas, palmetas y racimos creada a finales del siglo XIX. Los tres racimos más grandes se podían quitar, y ella a veces sustituía el racimo central por el gran broche de zafiros y diamantes.

Las joyas que se vendieron de la colección de la princesa real son históricamente importantes por derecho propio y se ajustan a su estatus real: varias de las joyas han sido llevadas por al menos dos reinas de Inglaterra. Sin embargo, algunas de las joyas menos importantes ofrecen un maravilloso conocimiento de la vida y amores de una muy secreta, pero muy admirada princesa.

Biografía:

 “Hollywood Jewels” by Penny Proddow, Debra Healy and Marion Fasel

Imágenes:

Pinterest-Wikipedia