Al final de los tiempos, cuando la carne busque retornar a la tierra, a su origen, a su nada, sólo dejará en su principio lo que la memoria enraizó y lo que las palabras entrelazaron y forjaron a partir de una semilla de la cual surgieron cientos de historias, mostrando que el conocimiento es quien produce la vida de los pueblos, provocando que la existencia de cada persona se perpetúe y se conozca.
Por ello, en el islam, la memoria y el conocimiento son preceptos y mandatos divinos eternizados en el Corán, en la Sunna y de ahí que se tatúen en el corazón de cada musulmán.
En el islam la educación es una obligación, no sólo adquirirla sino otorgarla, porque es lo aprendido lo que lleva a cada persona a construirse, pero sobre todo a cimentar sociedades, comunidades, familias y seres humanos éticos cimentados en la esencia de sus raíces, porque lo que se conoce se ama y lo desconocido provoca temor, rechazo, y conduce a no valorar la existencia.
En el islam la educación no tiene género, desde sus inicios, las mujeres han sido parte fundamental de las decisiones, no sólo familiares sino sociales, políticas y militares. Un claro ejemplo es Radiyya, hija de Iltutmish, gobernador de la India musulmana en el 634-637 d.H/1236-1240 d.C., quien tomaba las decisiones ante los funcionarios en beneficio del pueblo.
Dentro de los pueblos musulmanes no hay mujeres analfabetas, pero habitan mujeres sobresalientes por su vida, por sus actos humanitarios, por sus investigaciones, por su conocimiento, y es dentro de este Canon de grandes mujeres en el que se encuentra Mariam Medhat Saada, quien a través de sus investigaciones devuelve vida a la semilla islámica que tanto fruto ha otorgado a occidente, en particular a España y por ende a la Nueva España.
La Dra. Mariam Saada en su libro ¡Allah, Hashem, Dios!, saca a la luz lo que se ha ocultado por siglos, es decir, la gran influencia que los árabes dejaron en los territorios españoles, sin embargo, es de resaltar que este sacar a la luz no es en un acto de reclamo, sino un signo de verdad que pretende conducir a una convivencia sana para que ambas culturas comprendan que sus raíces se alimentan del mismo manantial, por lo cual, el rechazo, la opresión, la negación del otro se vuelve un absurdo carente de todo sentido, porque conocer los orígenes desde la Verdad sin pretender convencer amplia la visión del mundo y crea un dialogo no sólo religioso sino cultural.
Es de recordar que antes de que la Península cayera en manos de los Reyes Católicos, árabes, judíos y cristianos vivían en una armonía pacífica, la cual creó no sólo un crecimiento social, sino que enriqueció la cultura de cada comunidad.
Judíos, cristianos y musulmanes, pertenecen a las llamadas religiones del Libro y son hijos de Abraham por la fe; cada una otorga algo a la otra, dignificando no sólo la creencia sino la ética, así, los profetas de los judíos lo son para los cristianos y musulmanes, y Jesús el hijo de D/os para los cristianos es el segundo más grande profeta, después de Muhammad, para el islam.
Cada uno de estos pueblos con visiones religiosas diferentes convivían y se enriquecían unos con otros, fortaleciendo su estilo de vida sin pretender cambiarse o imponerse frente al otro, sin embargo, cuando Isabel y Fernando llegan al poder, esta convivencia se pierde, y el ambiente deriva en intolerancia y fanatismo, donde la Iglesia se apropia de D/os, de la espiritualidad, de la fe y la monarquía y el Estado de la cultura, letras, ciencia, arte e incluso de la Historia, creando de tres historias una sola, a conveniencia del Estado y de la Iglesia.
Estos acontecimientos que surgieron debido a la época, y a los procesos históricos que se vivían, se fueron no sólo fortaleciendo con el tiempo, sino que a pesar de estar ramificados crearon separación e intolerancia, la cual no sólo ha ocultado parte de la historia, sino que ha provocado rechazo y muerte.
Pero ante esto, ¿cómo decir que se ama a D/os, cuando se rechaza al prójimo?, ¿cómo hablar de religión cuando se pretende pisotear y ocultar a las otras religiones? ¿Cómo hablar de Jesús cuando se pisotea al pueblo judío y al pueblo musulmán? pero, sobre todo, ¿ cómo fundamentarse en una verdad absoluta cuando se está mintiendo sobre el otro?
Estas preguntas las responde Mariam Saada a través de la investigación histórica de los manuscritos aljamiados, a través de los cuales descubre cómo fue el proceso de evangelización y como paralelamente se fueron ocultando los testimonios y sobre todo la historia de los musulmanes, además de recordarnos como el odio hacia una persona o hacia un grupo se va desarrollando a través de resaltar lo desconocido y sembrar miedo en la comunidad predominante.
Tanto los musulmanes como los judíos son comunidades que más que tener una religión toman a D/os como una forma de vida, alejados de doctrinas, moral y puestos jerárquicos, se vive, se trabaja y se estudia para crecer juntos acompañados de D/os sin intermediarios, y sobre todo creando una conciencia de responsabilidad propia alejada de toda culpa a D/os, además de vivir bajo la voluntad divina, es decir, todo lo que llega a la vida se agradece porque aunque no se tenga claro el por qué, si viene de D/os es para bien, de ahí que quienes vivimos bajo el islam seamos musulmanes, es decir, sometidos a la voluntad de D/os. Sin embargo, esta forma de vida que contradice una vida religiosa es considerada diferente y por ello, es juzgada, acusada, y envuelta en telas con diversos matices que la llevan a ser condenada, porque en muchas ocasiones la plenitud que otorga una vida experimentada en, por y desde D/os perjudica la manera en como un Estado manipula a los pueblos.
Mariam Saada muestra a través de un minucioso trabajo, como la historia de la comunidad musulmana en la España medieval fue sometida, oculta y manipulada para beneficio del poderoso. Es claro que la vida y la realidad son subjetivas, cada uno la percibe y la comprende desde sus necesidades y carencias, sin embargo, la manera en cómo se narra o se cuenta beneficia o perjudica.
Siempre a lo largo del tiempo, la historia es y ha sido contada principalmente por el poderoso, en especial porque es quien tiene los medios para escribir, publicar, editar y sobre todo tiene la riqueza o el poder para acallar, este poder a llevado a que muchos pueblos sean vistos desde la mentira y la esfera del poder de quienes pretenden conquistar o justificar sus guerras injustas creadas para abastecerse de las riquezas naturales y culturales, para ello, el poderoso crea historias subalternas a la realidad, escribe, predica, muestra y crea situaciones para dejar en mal al pueblo que quiere conquistar para así percibirse como el salvador y ser apoyado por el mundo. Sin embargo, estas situaciones que en el momento funcionan, son descubiertas con el paso de los años.
La herencia cultural dejada por el pueblo musulmán en occidente creó una herencia intercultural que se ha negado, sin embargo, las investigaciones muestran a través de la arquitectura, el arte, la danza, la lingüística, la literatura, la música, la culinaria y la filología por mencionar algunas la influencia y los cimientos que el islam ha dejado en diversas ciudades.
Las investigaciones de Saada muestran como el conquistador opaca al vencido especialmente al rechazar y negar su influencia, porque a través de esto no sólo le roba su identidad, sino que lo despoja de aquello que le pertenece de origen, el conquistador no sólo le ha robado su pasado sino que al negarlo se apropia de su presente y de su futuro, por ello, las guerras religiosas provocan diferentes tipos de muerte siendo la más peligrosa, la que despoja al pueblo vencido de todo lo que le pertenece emocional, psicológica, intelectual, espiritual y sensorialmente.
El vencido sabe que no sólo lo despojan de su tierra, sino que el conquistador se lleva lo que es él para formar una sociedad falsa la cual con el paso del tiempo se convierte ante el otro en verdadera, y quien colabora en eximir y en eliminar a los pueblos vencidos. Las civilizaciones vencedoras hacen de lo ajeno una imagen de pertenencia que nos les pertenece, cuando lo justo sería aceptar el "mestizaje" y la riqueza que esto conlleva.
El islam es una forma de vida juzgada y criticada sin un verdadero conocimiento, se percibe a través de los ojos y las palabras de quien pretende apoderarse de las riquezas materiales y culturales, y de grupos a quienes no les conviene la perfección de la ética musulmana, porque el islam prohíbe el sometimiento, a la esclavitud, la burla, la mentira, la doblemoral y sobre todo el creer que un grupo tiene privilegios sobre el otro.
La Dra. Mariam Saada, muestra una realidad escondida y acallada en manuscritos resguardados en archivos históricos, en donde se atestigua como el mundo islámico se utilizó, rechazó y sometió en beneficio de una monarquía, la cual también se abasteció de las culturas mesoamericanas las cuales fueron explotadas y absorbidas, sin ninguna otra pretensión más que la de someter y apoderarse de las riquezas desgraciadamente en "Nombre de D/os", cuando realmente con sus actos D/os quedaba completamente subyugado junto con los pueblos vencidos.
Es claro que a partir del destierro y la expulsión de los judíos y musulmanes en 1492 muchos se van hacia África, pero otros llegan a la nueva España convertidos en cristianos exteriormente porque en su interior nunca dejaron de ser musulmanes o judíos. Es así como todos estos conversos "externos", desarrollaron una cultura basada en el islam, pero revestida de cristianismo, es decir, disfrazaron a oriente de occidente, heredando música, tradiciones, ciencia, vocabulario, ciudades, por lo que llega la pregunta, ¿realmente cual es la identidad occidental? ¿acaso no son de manera semejante a los mexicanos una mezcla de árabes, judíos, europeos e indígenas? ¿A caso una parte de Europa no surge del mestizaje entre judíos, árabes, celtas, iberos, visigodos, vándalos, bereberes? Siendo ellos quienes ayudan al desarrollo y a la creación de una cultura hoy entremezclada.
Este mestizaje que conllevó una riqueza debe de valorarse y no negarse, no por cuestiones políticas o religiosas, sino porque llevará a entender que la humanidad está entrelazada, y que no se debe olvidar que lo distanciado por el territorio es unido por la mezcla de sangre y la cultura.
Mariam Saada como mujer musulmana y estudiosa de las civilizaciones a través de la palabra, ha abierto nuevos caminos para comprender y relacionarse con el otro, su trabajo muestra no sólo la importancia que el islam le otorga a la mujer, sino que ha creado un dialogo religioso a través de la literatura, el arte y la filología, en donde el pasado reviste al presente de la verdad por medio de testimonios auténticos que habían sido ocultos en la arena, arena que a través del agua de los tiempos liberó diversos testimonios.
El trabajo de Mariam Saada es una puerta al encuentro con el otro a través del conocimiento de las diferencias, de esa diversidad que nos convierte en semejantes, pero sobre todo del prójimo, del hermano que ha desarrollado su vida en Occidente bajo los cimientos construidos por Oriente.
El tiempo, la historia, la humanidad cambia y puede y es manipulable por el poderoso, sin embargo, es importante que cada ser humano visualice dentro de su propia realidad como todo aquello que le ha sido ocultado lo lleva no sólo a no encontrarse con el otro, sino a perderse de sí mismo.
El libro de Mariam Medhat Saada, ¡Allah!, ¡Hashem, ¡Dios! El español no es tan español es una puerta hacia la libertad original, hacia la inocencia primigenia con la que viene todo el ser humano, hacia ese estado en donde el otro es un compañero de vida para aprender de la existencia, y no un individuo para competir. Esta investigadora musulmana a través de cada una de sus palabras crea un dialogo interreligioso y cultural a través de la más profunda honestidad histórica, en donde se nos recuerda que ninguna guerra puede crearse en nombre de D/os, que ninguna religión puede apoderarse de la verdad del otro y que jamás el mal será causa de la voluntad divina.
La Dra. Mariam Medhat Saada es parte del canon de las grandes mujeres musulmanas eruditas quienes a través de los preceptos coránicos toman el conocimiento y la memoria para sanar al mundo a través del más grande regalo divino, es decir la verdad fundamentada en la responsabilidad y la justicia, porque como resalta el sagrado Corán... Salvar una vida es salvar a la humanidad entera, y un vida se redime y se salva a través de la misericordia que otorga la Verdad histórica.