Durante un año, la artista de Seattle Alex Martin llevó el vestido marrón que ella mismo se hizo. El proyecto se llamaba The Little Brown Dress y lo planteó como un reto personal para comprobar si se podía vivir al margen del sistema híper-consumista actual. La moda nos insta a comprar de manera casi abusiva para resultar atractivo e interesante para los demás. Está claro que la ropa con la que vestimos define nuestra imagen, pero no es necesario comprarse un par de zapatos cada mes.
De esta manera, Alex llevó ese vestido marrón los 365 días del año –que lavaba cada dos o tres días-, complementándolo con chaquetas y otros accesorios, arreglándolo cuando se estropeaba y personalizándolo a lo largo del tiempo. Evidentemente, nada cambió en su vida ni en sus relaciones sociales y, de hecho, pocos fueron los que se dieron cuenta.