Marta minujin: construir un partenón con libros por la democracia

Por Redespress60

Marta Inés Minujín no suele caer en lugares comunes. Sus obras siempre son un desafío a las mentes para mirar lo cotidiano desde un punto de vista sorprendente. Quizás la que es considerada a día de hoy la mas firme representante del movimiento Pop-Art en Iberoamérica, la artista argentina Marta Minujin, con una trayectoria en la que ha obtenido numerosos reconocimientos...

Con propuestas donde la escala es proporcional al mensaje que quiere transmitir. Sus esculturas están elaboradas con materiales extraídos de reciclaje o donados por cientos de personas sirven para sustentar de forma colectiva el concepto de cada intervención.

Un mensaje donde la practica arquitectónica sirve como molde desde donde proyectar sus preocupaciones, como en el caso del Partenón principal edificio de la Acrópolis Ateniense que simboliza el conocimiento y la sabiduría siendo cuna de la civilización en Occidente. Se convierte en una metáfora urgente cuya interpretación principal está relacionada, con la tergiversación que se está haciendo desde diferentes ámbitos socio-políticos de un derecho Universal como es el de la libertad de expresión, recortándola en su práctica.

"Va a ser un escándalo, una obra monumental de colaboración masiva que plantea aprender de Atenas, del hombre superándose a sí mismo, y de vivir en el arte", anticipaba Marta Minujín sobre "El Partenón de libros", que construyó con cien mil volúmenes prohibidos en Documenta, la feria de arte contemporáneo más importante del mundo, que se desarrollló el pasado verano en Kassel, Alemania.

"Aprender de Atenas" fue el tema del encuentro que tomó la ciudad alemana y que tuvo su antesala en la capital griega, sede del templo que replicó Minujín hace ya 34 años en con libros prohibidos durante la dictadura militar. La génesis de esa obra fue "celebrar la recuperación de la democracia". Corría el año 1983 en la Argentina y Minujín montó una réplica del Partenón, más humilde, en una de las arterias más emblemáticas de la ciudad de Buenos Aires. En esta nueva ocasión la instalación buscó "movilizar a la gente con su participación" y "valorar la libertad". "En Europa, mi Partenón de libros es una de las obras más esperadas del año". "Cien mil libros, cien días, cien artistas, un Partenón que replique al original (70 metros por 30 de superficie y 19 de alto), esta obra se termina cuando se leen los libros".. dijo Marta Minujín.

Para la construcción del Partenón se recolectaron en Atenas y Kassel treinta y cinco mil libros que en algún momento de la historia fueron prohibidos por la censura, y que la gente depositó en containers luego de llenar una ficha detallando, entre otros puntos, por qué y cuándo fueron vetados.

La recolección de ejemplares comenzó en octubre de 2016, durante la Feria del Libro de Frankfurt, Alemania. En marzo del 2017 comenzó la construcción de la estructura de hierro y en abril se empezó a forrar con libros cerrados al vacío para que no se estropeasen...

Nacida en 1941 en la casa de sus abuelos, donde hoy funciona el taller que está remodelando y donde su abuelo Salvador hacía los mamelucos que más tarde ella adoptó volviéndolos icónicos, Minujín vivió parte de su infancia en Neuquén, paisaje que marcó su obra, monumental como las montañas. Cerca del lago Villarino su padre, León Minujín, médico rural ateo, construyó junto a su madre, una española creyente y religiosa, la hostería que ella aún visita tres veces al año y donde recibió la invitación postal para participar de Documenta.

En 1963 Minujín realizó en París su primer happening, "La destrucción", en el que quemó todas sus obras; al año ganó el premio nacional del Instituto Torcuato Di Tella con las obras "Eróticos en technicolor" y "Revuélquese y viva". Ahí exhibió, en 1965, las icónicas obras "La Menesunda" y "El batacazo". Esta última llegaría a Nueva York acompañada por un escándalo de la Sociedad Protectora de Animales (lo clausuró por usar conejos y moscas encerrados en cajas de vidrio), pero ya había llamado la atención de Andy Warhol, con quien mucho después, en 1985, haría otra acción emblemática: en su Factoría neoyorquina "pagarían" con choclos la deuda externa.

Fuentes e imágenes: La Nación // Wikipedia // Web Marta Manujín