Martín Rico y la pintura española del XIX

Por Lparmino @lparmino

Vista del Palazzo Cavalli y el Palazzo Barbaro en el Gran Canal
Martín Rico, Colección Privada - Fuente


El Museo del Prado continúa su empeño en hacernos saber que el siglo XIX español, pictóricamente hablando, era algo más que los academicismos rigurosos y encorsetados, dominados por un eclecticismo a veces de poco gusto y escasa inventiva. Su próximo capítulo en esta revisión de la pintura decimonónica corresponde a la trayectoria de Martín Rico y Ortega, madrileño nacido en 1833 llamado a convertirse en el máximo exponente del paisajismo moderno en nuestro país. La crítica moderna tiende a denostar al creador que suele disfrutar de éxito en vida. Y Martín Rico puede presumir de ser un artista valorado y que gustó mucho en su época, especialmente entre los coleccionistas extranjeros. Valía que encontró su correspondencia con la suma elevada que llegaban a alcanzar algunos de sus lienzos. Desde el 30 de octubre y hasta el próximo 10 de febrero de 2013, Martín Rico en el Museo del Prado.


La Torre de las Damas en la Alhambra de Granada
1871 - 1872, Martín Rico, Museo del Prado - Fuente

Martín Rico es uno de esos tantos artistas españoles que se pierde para los no expertos en la larga nómina de pintores del siglo XIX. En un país acostumbrado a las genialidades pictóricas de tipo personal, el panorama artístico decimonónico ofrecía una cierta abulia, más producto del desinterés y el desconocimiento malintencionado de la crítica moderna que de una verdadera etapa de sequía en el terreno artístico. Así, si nos atenemos a la literatura historiográfica, este siglo parece de transición entre las glorias pasadas y aquellas que habría de repuntar a comienzos ya del XX. Sin embargo, no es menos cierto que muchos de estos artistas decimonónicos, denostados dentro de nuestras fronteras, alcanzaron fama y gloria entre los entendidos extranjeros. Parece, por lo tanto, más que justa la reivindicación de este siglo pictórico en la que se ha empeñado la pinacoteca madrileña.

Con esta loable intención el Prado rescata al paisajista Martín Rico y Ortega que, como habíamos comentado, nació en Madrid en 1833, donde inició su andadura artística formándose con los maestros del momento. Sus éxitos académicos le permitieron trasladarse a París, capital del arte, hasta que la guerra franco – prusiana en 1870 fuerza su regreso a España. En ese momento el pintor ya se ha topado con dos de las principales referencias en su desarrollo artístico: la escuela de Barbizon y Mariano Fortuny. La primera le enseña esa peculiar manera de captar el paisaje, a plena luz del día, inmersa en la misma naturaleza, anunciando ya los primeros momentos del impresionismo que revolucionaría la pintura del XIX. Por su parte, el pintor catalán impregnaría de luz la producción de Martín Rico hasta el punto de ser considerado como uno de sus seguidores más aventajados del maestro catalán. Así se comprende la producción del madrileño, entre sus primeros paisajes de la sierra madrileña hasta llegar a las vistas de París o de Venecia, ciudad que le atrapó y en la que encontró la muerte en 1908.

Un canal en Venecia de Martín Rico
Colección privada - Fuente

Y fue precisamente esta ciudad la que encumbró al artista madrileño, al ser considerado por algunos críticos como el pintor que mejor ha sabido captar y trasladar al lienzo el ambiente y la especial luminosidad de la ciudad de los canales. Venecia, durante el final del siglo XIX, se convirtió en uno de los principales focos de atracción de la intelectualidad y del turismo europeo del momento. Martín Rico fue incapaz de sustraerse del apasionado colorismo y la espectacularidad de las vistas que le ofrecía la ciudad italiana, de la que hizo innumerables versiones a lo largo de su carrera y que hoy se encuentran repartidas en numerosos museos y colecciones extranjeras.
A través de esta nueva exposición, el Museo del Prado muestra la obra de uno de los grandes paisajistas del siglo XIX español. La pinacoteca madrileña conserva una de las colecciones más amplias y de mayor calidad del pintor, y ahora podrá ser visitada para tratar de arrojar algo de luz sobre uno de los periodos más desconocidos de la historia de la pintura española.
Luis Pérez Armiño