Distinguir a los pacientes de EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) de pacientes con otras patologías respiratorias, saber cómo abordar terapéuticamente esta enfermedad y conocer las novedades en los tratamientos. Éste ha sido el objetivo fundamental de la jornada formativa sobre Actualización en EPOC que ha tenido lugar este mediodía en la sede del Colegio de Farmacéuticos de Huelva, y en la que han participado más de 50 farmacéuticos de la provincia.
De la mano de Juan Morales Herrera, asesor médico de GSK, los participantes han hecho un recorrido por los datos más significativos que arrojan las estadísticas sobre esta enfermedad, así como de las principales causas y factores que determinan su progresión. Y es que la EPOC no es curable, pero un tratamiento adecuado puede retrasar su progresión, así como sus síntomas más frecuentes, entre los que se encuentra la disnea (falta de aire), la expectoración anormal y la tos crónica. Síntomas que pueden llegar a hacer difíciles actividades cotidianas del paciente, como subir unos cuantos escalones o llevar una maleta.
Esta enfermedad causa cada año en España más de 18.000 muertes (2.500 en Andalucía) ocho veces más que los accidentes de tráfico. Eso quiere decir que se cobra, cada día, en nuestro país, 50 víctimas (siete personas en Andalucía). Constituye la cuarta causa más frecuente de muerte tras el cáncer, la cardiopatía isquémica y las enfermedades cerebrovasculares. Pero puede considerarse la primera causa de muerte evitable, ya que está asociada al tabaco. Además, de entre todas las enfermedades anteriormente citadas, sólo la EPOC sigue incrementando su mortalidad y se prevé que en el 2020 será la tercera causa de muerte.
Asimismo, constituye, junto con el cáncer de pulmón, la enfermedad respiratoria de mayor prevalencia y mortalidad, y se estima que la sufren más de dos millones de personas en nuestro país y 350.000 en Andalucía. En la provincia de Huelva, se estiman que la padecen más de 21.000 ciudadanos.
Aunque tradicionalmente ha sido una enfermedad más asociada al sexo masculino, a día de hoy su prevalencia es prácticamente igual en hombres y mujeres. Esto se debe fundamentalmente al aumento del consumo de tabaco entre las mujeres de los países desarrollados y al mayor riesgo de exposición a la contaminación del aire de interiores (por ejemplo, la derivada de la utilización de combustibles sólidos en la cocina y calefacción) entre las mujeres de los países de bajos ingresos.