Un total de 317 pacientes se han beneficiado de la cirugía del Parkinson desde 1995. La técnica de estimulación cerebral profunda se puso en marcha en Andalucía hace diecisiete años, iniciándose en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada, que se estableció como centro de referencia. Desde entonces, el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y el Regional de Málaga, han incorporado esta cirugía a su cartera de servicios.
Este tratamiento quirúrgico mejora algunos síntomas como los movimientos involuntarios y la lentitud de los mismos, así como la rigidez y el temblor, permitiendo mejorar la calidad de vida del paciente.
Concretamente, el Hospital Virgen de las Nieves de Granada ha tratado con la técnica de estimulación cerebral profunda a cerca de 250 pacientes desde 1995, a los que se suman los 65 tratados en el Virgen del Rocío de Sevilla desde 2007 y las dos personas operadas en el Regional de Málaga, que realizó su primera intervención en diciembre de 2011.
La cirugía consiste en acceder a determinadas zonas del cerebro, que tienen una actividad anómala, con el fin de actuar sobre ellas para reducir esta actividad y, por ende, los temblores y movimientos involuntarios. En concreto, se accede a una zona del cerebro denominada núcleo subtalámico, donde se implantan uno o dos electrodos que, posteriormente, se conectan a un generador de corriente eléctrica que se sitúa debajo de la piel del abdomen.
En la primera fase de la intervención se fija a la cabeza del paciente un aro metálico y se realiza un escáner cerebral para conocer las coordenadas exactas de la zona cerebral a intervenir para, acto seguido, realizar uno o dos orificios craneales por los que se introducen los electrodos hasta la zona cerebral buscada mientras se efectúan una serie de pruebas para comprobar la localización y valorar los efectos de la estimulación eléctrica.
Durante la intervención el paciente permanece consciente, ya que se necesita de su colaboración con pruebas sencillas como hablar, mover la cara o hacer determinados movimientos. Una vez comprobado que la localización del electrodo es la adecuada, se lleva a cabo, ya con anestesia general, la implantación del generador bajo la piel del abdomen.
Esta técnica cuenta con un nivel del éxito del 80% y está recomendada, principalmente, para pacientes con Parkinson con un relativo avance de la enfermedad con complicaciones motoras que no mejoran con la medicación y que, por tanto, merma la calidad de vida del paciente.
Otros pacientes en estadios más precoces de la enfermedad, con menor afectación o en los que la técnica quirúrgica esté contraindicada se tratan con medidas más conservadoras, como las bombas de duodopa y apomorfina, lo que permite una simplificación de la medicación