Más ligado a las tripas que a la cabeza
Por Marcelo Caballero
En el mundo de las instantáneas, la espontaneidad es fruto de la improvisación y eso escapa a cualquier explicación y encierra el secreto de la emoción que transmite una buena imagen.El que mejor se acerca con palabras al significado de todo ello, (¡vaya contradición!) es la del gran pianista de jazz, Bill Evans que en la contratapa del disco de vinilo de Kind of Blues (Columbia 1959) de Miles Davis dijo lo siguiente: “Existe un arte visual japonés en el que el artista está obligado a ser espontáneo. Tiene que pintar en un pergamino delgado extendido con un pincel especial y pintura negra de acuarela, de tal manera que un brochazo forzado o interrumpido destruirá la línea o atravesará el pergamino.”Luego Evans, añade un plus…“estos artistas deben practicar una disciplina específica, la de permitir que la idea se exprese a sí misma en comunicación con sus manos de forma tan directa que no puede interferir la deliberación”.Y allí entra en juego, la intuición que necesita el creador visual (y da lo mismo tener un pincel o una cámara) para tomar una instantánea en el momento adecuado.Serán cosas del azar o de la intuición tal vez; pero mientras pensaba en todo ello el fin de semana pasado, me encontré (un poco tarde porque fue publicado en el 2005) con Paradiso del fotógrafo italiano Lorenzo Castore.
© Lorenzo Castore
© Lorenzo Castore
Confieso que sus imágenes se clavaron en mis retinas (como me pasó con Half Life de Michael Ackerman).
© Lorenzo Castore
Las imágenes de Castore me transmitieron una suerte de emoción contenida y de misterio, gracias a la estética utilizada, al sutil desenfoque y movimiento de cámara empleado.
© Lorenzo Castore
Pero por sobre todas las cosas técnicas, Castore tiene esa intuición tan necesaria de la que tanto habla Evans en su intento por descifrar momentos más ligados a las tripas que a la cabeza. Hasta el miércoles!
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