Más virtudes de la lista de espera

Por Valedeoro @valedeoro


Una estrategia para diminuir el consumo por impulso es mantener una lista con todas las cosas que te apetece comprar. Para cosas más pequeñas generalmente es más fácil, ya que al cabo de dos o tres días ya ni me acuerdo que lo quería, así que se caen muy rápidamente de esta lista.

Otra cosa son los accesorios tecnológicos, los llamados gadgets. Un lector electrónico, un ipad, un portátil más moderno, un aparato para medir pulso, temperatura y no se que más para correr, esto es el material del cual están hechos mis sueños de consumo. A diferencia de las pequeñas compras por impulso, donde un poco de racionalidad es suficiente, estos gadgets electrónicos son más complicados de olvidar. A causa del precio más elevado, mi psicología se inventa las razones más creativas para poder “justificar” la compra. Y esperar 30 días solo le da más leña al fuego de mi creatividad. Mi parte racional sabe que no importa saber mi pulso y temperatura porque no mejorará mi práctica de correr. Pero mi parte emocional investiga todos los estudios posibles que muestran que medir sí mejora el hecho de correr.

Así que en este caso, necesito otra estrategia.

Siempre espero la segunda generación. O quizás también la tercera, o la cuarta. Y a partir de entonces ya no me pica tanto, porque la novedad se ha desvanecido. Además este tiempo más prolongado me da la oportunidad de analizar mejor si realmente quiero y voy a utilizar el producto.

Muchos de mis amigos sí que siempre tienen el gadget más nuevo en sus manos. Las primeras semanas no pueden dejar de hablar de las maravillas de su nuevo hobby. Cualquier presentación de repente tuvo que hacerse con el ipad. Visitando la casa, la música venía del ipad (bien visible en la mesa central). Avisar una amiga que íbamos salir más tarde, también se hacía con el ipad. Pero una vez pasado este periodo de euforia, también se manifiestan las primeras críticas. Que al final sí cansa los ojos (sooolo un poquito). Que no tiene entrada USB. Que aunque sea pequeño, pesa. De esta forma consigo una evaluación del producto un poco más extensa que cuando tengo que fiarme simplemente de la publicidad antes (y justo después) del lanzamiento. Ademas por este tiempo de espera es posible que yo pueda utilizar el gadget de vez en cuando, solo para ver como es. Y para analizar si realmente lo necesito. La segunda generación de forma general ya resuelve muchas de los críticas que recibió la primera generación.

No digo que no voy acabar comprando el ipad. Pero si lo hago, no será por lucir más interesante, ni por tener el último gadget en mis manos. Será porque ya sé exactamente cómo y para qué lo voy a utilizar. Y así no cogerá polvo en mi estantería.

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Foto: Daniel Lobo / flickr