Actualmente se está viviendo el renacimiento de dicha disciplina bajo la influencia de la medicina naturalista. Pero no todo vale, se debe demostrar la validez de los productos. Nos deben garantizar la calidad del brebaje administrado. Toda esta demanda homeopática no se debe a que de repente alguien haya sido iluminado por la inspiración divina sino que viene a colación de una casual necesidad de recorte económico en productos farmacéuticos. Cada vez son más las cápsulas y los jarabes que salen al mercado como complementos alimenticios válidos para todos nuestros males y para los que podamos tener en un futuro no muy lejano. Nos atiborramos a pastillas, nos drogamos con súper vitaminas y mega aminoácidos. Nos gastamos verdaderas fortunas en "retinoles" y "colágenos" que nos garantizan la vida eterna.
Al mismo tiempo cada vez gastamos más dinero, a su vez, en comer alimentos de peor calidad. ¡Ojo! Cuando escribo sobre calidad, estoy pensando en nutrición, en valor biológico. Es cierto que los tomates rojo cereza vienen todos uniformados con la misma perfecta piel y con, cada vez menos semillitas dichosas... pero...no saben a tomate, de hecho no saben a nada y en la naturaleza no hay dos seres idénticos a no ser que sean gemelos... entonces ¿qué es lo que me estoy comiendo comiendo con color y forma de tomate perfecto?, ¿Porqué como productos modificados y vitaminas sintéticas en lugar de comerme los megatomates de la huerta, todos y cada uno de ellos totalmente diferente al compañero de cesta?. Hay muchas cosas que no cuadran. Tengamos mucho cuidado con los "milagros homeopáticos". Lo que realmente salvaguarda la salud es
- La comida hecha con alimentos de la zona donde vivimos.
- El ejercicio regular
- Dormir
- Leer
- Beber agua
- Tomar vitaminas de su fuente natural: las frutas de temporada del lugar donde vivimos.