Por Psic. Verónica Villeda Salinas * Ayuda Psicológica en Línea - Psicólogos por Internet
En esta ocasión te vamos a comentar acerca de un modelo muy interesante de comunicación desarrollado por Rosenberg, que se llama Comunicación No Violenta.
La Comunicación No Violenta, es un modelo desarrollado por Marshall Rosenberg en donde se pretende que las personas se comuniquen entre sí de manera efectiva y con empatía. Podemos considerar a la CNV (Comunicación No Violenta) como una forma de ser y una manera de actuar que nos sirve para resolver conflictos.
Es una forma de comunicarnos que nos ayuda a conectar con nosotros mismos y con los demás. Permite que aflore nuestra compasión natural, basada en la expresión honesta y la escucha empática de los Sentimientos y Necesidades. Nos ayuda a Reconocer y Satisfacer nuestras necesidades junto con las del otro, de una forma auténtica y profunda.
Nos permite resolver situaciones difíciles desde la cooperación y el respeto en vez desde la agresión y los juicios de valor.
La Comunicación No Violenta requiere 4 componentes.
- OBERVACIÓN: Se refiere a actos concretos que afectan nuestro bienestar.
- SENTIMIENTOS: Cómo nos percibimos en relación con los hechos observados.
- NECESIDADES: Los valores, los deseos, etc… que están detrás de los sentimientos.
- PETICIONES: Las acciones concretas que pedimos para enriquecer nuestra vida.
Expliquemos con más detalle:
Observar es un ejercicio simple pero muy difícil cuando no estamos acostumbrados, ya que de inmediato al describir lo que vemos metemos los juicios de valor, podemos decir: “Veo una Flor muy bonita en tu jardín” en lugar de decir veo una flor roja, humedecida por el rocío y plantada en el piso de tu jardín.
Cuando deseas hablar de un tema importante con alguien cercano lo mejor es iniciar con el paso uno, que es Observar y Describir lo que ves, sin juicios de valor. Por ejemplo: “Desde hace una semana no tengo noticias tuyas” es mejor que: “Que mal que ya no te acuerdas de mí, que no me has hablado”.
La segunda forma de decir lo “mismo” conduce a molestia en el otro o a sentimientos de culpa por no haber llamado. Entre más contextualices tu observación es mejor, mira los ejemplos:
- “Eres torpe en las matemáticas”, es mejor decir: “De tres cálculos aritméticos que hiciste fallaste en dos”
- “Si no te entrenas llegarás en último lugar”, es mejor: “Si no entrenas me temo que eso se reflejará en tus resultados”.
Como ejercicio útil trata de expresar cosas que te molestan de alguien cercano, pero sin hacer juicios de valor.
Nombrar y expresar mis sentimientos es algo difícil pues desde la niñez nos enseñan a callar lo que sentimos, más aún si es muy fuerte ese sentimiento. Se nos ha dicho “No llores, no es para tanto”, o “No exageres”, “Cálmate, cálmate, ya se te pasará” muchas veces aprendemos a callar para agradar a los demás. Aprendemos a separarnos de nuestros sentimientos para ser considerados maduros, así perdemos la brújula emocional, pues llega el momento que de tanto reprimir ya ni sabemos darle nombre a lo que sentimos.
La mayoría de los adultos tenemos un vocabulario muy reducido para expresar lo que sentimos. Por ejemplo: “sentirse triste” puede ser en realidad que te sientas: desanimado, desesperanzado, desalentado, derrotado, dolido, desdichado… etc. y a todo eso le llamas triste. Como sugerencia te invito a que trates de ampliar más tu vocabulario emocional.
Detrás de todo sentimiento hay una necesidad, ya sea satisfecha o insatisfecha, si me siento desalentado atrás de ello está la necesidad de aliento que no he podido llenar. Si estoy enojado atrás de ello está la necesidad de sentir bajo control algo que se salió de mi control. Si me siento incomprendido, lo que tengo es la necesidad de comprensión, así podemos entonces tener claro que es lo que necesitamos para volver a sentirnos bien.
Si me siento exitoso, atrás de ello está la necesidad de éxito que si he podido satisfacer. Sean sentimientos agradables o desagradables atrás de ellos siempre está una necesidad satisfecha o insatisfecha.
Pedir lo que necesito, es la última parte del método de la Comunicación no violenta, si ya logré saber que me pasa y que necesidad está allí debajo de mi sentimiento, entonces puedo con claridad pedir lo que necesito. Puedo pedir que me den palabras de aliento, puedo pedir orden a algo específico, puedo pedir comprensión…etc. y si lo que necesito es solo un abrazo, puedo pedirlo.
Con éste método bien comprendido y aplicado nos podemos ahorrar muchos malos momentos a nosotros mismos y a los demás.
Ahora bien, debemos estar conscientes de que a veces nuestras peticiones si tendrán eco en el otro y a veces no, debemos estar preparados para ello, el otro tiene toda la libertad de decir no a nuestras peticiones y también a dar su punto de vista y si ambas personas utilizan el método es mucho más ágil llegar a una conclusión que satisfaga a los dos. Así se evitarán muchos malos entendidos y pérdida de energía en desenredar lo que se enreda por usar juicios de valor, por no saber identificar lo que sentimos y por no saber pedir concretamente lo que necesitamos.
Si te ha parecido interesante e útil, date el tiempo de practicar con cosas sencillas, utiliza el método de la comunicación no violenta de Rosenberg para cosas no tan complejas y te irás habilitando para alcanzar maestría en tu forma de comunicarte con el otro.
Puedes consultar la publicación original en Me enredo con frecuencia en malos entendidos ¿Qué me pasa? de Ayuda Psicológica en Línea.