¿Me está haciendo daño lo que como?

Por Facildedigerir @facildedigerir

Texto original escrito por Ana.  Sígueme en Twitter.

 

Existe una clara y definida relación entre lo que comemos y cómo nos sentimos física y psicológicamente, pero a veces no es tan fácil identificarlo.

En ocasiones, nuestro sistema inmunológico reacciona ante algunos de los alimentos que consumimos debido a que los detecta como cuerpos extraños y potencialmente dañinos.  Esto provoca inflamación y puede causar problemas crónicos.

Existen dos tipos de reacciones del sistema inmunológico ante los alimentos que es muy importante distinguir.  Por un lado, están las alergias alimenticias y por otro, la sensibilidad a los alimentos.

Alergia

Las alergias se presentan inmediatamente después de haber ingerido un alimento, provocando reacciones agresivas tales como diarrea, urticaria, eczema, asma o anafilaxia, problemas respiratorios, edemas y otras molestias.

En las alergias hay una reacción causa-efecto instantánea,  de forma que las manifestaciones aparecen a los pocos minutos u horas de haber ingeridos el alimento desencadenante.  Las reacciones son agresivas y clínicamente evidentes.

Es importante notar que una persona alérgica a un alimento reacciona con cantidades mínimas e incluso aunque el producto en sí no contenga el alérgeno en los ingredientes, si fue preparado en utensilios e instalaciones donde regularmente se maneja el alimento, se considera que ha sido contaminado y puede causar reacción.

Por ejemplo, si una persona es alérgica a las nueces, inmediatamente después de haber ingerido un alimento que las contenga o que haya sido contaminado durante su preparación, presentará reacciones evidentes como problemas para respirar, inflamación, ronchas, etc.  Debe atenderse de forma urgente pues de no hacerlo, puede ser mortal.

Sensibilidad

La Sensibilidad a los Alimentos se puede presentar hasta varios días después de haberlos ingerido, generando un variado número de síntomas distintos para cada persona. Por ejemplo, a una persona el trigo le puede provocar dolor muscular, a otra inflamación abdominal y colitis y a otra más, dolor de cabeza.

Las reacciones de Sensibilidad pueden resultar más dañinas que las de Alergia, ya que no son  fáciles de detectar, son más prolongadas y por lo tanto se diagnostican o confunden con otras enfermedades.

Es muy difícil identificar que ese dolor de cabeza que sientes hoy fue provocado por la salsa de soya que comiste antier con tu sushi.  Entre todo lo que comemos en un día y todos los demás factores que pueden causar dolor de cabeza, es complicado aislar el origen.

Por ello, generalmente una persona con Sensibilidad a los Alimentos, ya ha sido diagnosticada y tratada varias veces para el mismo síntoma, sin resultados.

Además, los síntomas de la Sensibilidad pueden manifestarse en la totalidad de tu cuerpo, no exclusivamente en el sistema digestivo.  Es lógico pensar que cuando tenemos flatulencias, diarrea crónica o colitis, la causa tiene que ver con lo que comemos o con un problema de mala digestión.  Pero, ¿sabías que la Sensibilidad a los Alimentos puede estar ligada a la inhabilidad para bajar de peso y a los antojos incontrolables? ¿Qué puede ser la causa de insomnio y problemas de aprendizaje? ¿O el origen real de la caspa o del dolor de oído?

Todo esto complica el diagnóstico, porque obviamente una mujer con comezón vaginal recurrente acudirá a su ginecólogo quien le prescribirá un tratamiento o  aquella persona con acné consultará un dermatólogo.    Sin saber que el origen de ambos malestares puede estar en la leche que consumen todas las mañanas en el desayuno.

Lo que es peor, tras el hartazgo y la desesperación de no resolver las molestias, las personas llegan a acostumbrarse a vivir con ciertos síntomas y soportarlos durante años: “Soy estreñida”, “Siempre estoy cansada”, “Soy irritable”, “No puedo bajar de peso”.

Además de lo incómodo y doloroso de vivir cotidianamente de esta forma, el problema de no resolver una Sensibilidad es que conforme se continúe consumiendo el alimento al que se hace reacción, se dañará más y más la pared del intestino, causando que otros alimentos no puedan digerirse correctamente, generando malnutrición, molestias digestivas, ocasionando que el sistema inmunológico no funcione correctamente, afectando del pH del cuerpo y provocando una función metabólica incorrecta.

Afortunadamente, existe una solución.  A través de una prueba de laboratorio altamente especializada, puedes detectar a qué alimentos eres sensible y a qué grado.  Dicha prueba se realiza tomando una muestra de sangre.  Si quieres más información sobre la prueba que yo manejo y que es la única adaptada a la dieta mexicana haz click aquí.

Lo importante no es nada más hacerse la prueba, sino darle seguimiento con un profesional que te la explique y lleve a cabo las modificaciones alimenticias necesarias y propias de tu caso en específico.

Básicamente el tratamiento consiste en eliminar el o los alimentos de alta sensibilidad por un periodo de 3 a 6 meses.  Y, a diferencia de las alergias, donde debes evitar el alimento nocivo toda tu vida, al cabo del tratamiento podrás ir reincorporando a tu dieta la ingesta de ciertos alimentos de forma rotativa.

En muchos casos, no solamente es necesario eliminar el alimento, sino además, llevar a cabo un programa de regeneración de la flora bacteriana y de la pared del intestino, para lo cual se pueden recomendar ciertos alimentos y complementos nutricionales.

Es muy emocionante percatarse que la diferencia en la salud comienza a notarse a las dos o tres semanas de haber iniciado la eliminación de los alimentos indicados, cuando la inflamación empieza a ceder y que en unos cuantos meses los síntomas disminuyen considerablemente e incluso son erradicados.  Es una gran alegría lograr esto tras años de búsquedas y pruebas infructuosas.

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Otros consejos para prevenir y/o comenzar a detectar sensibilidades alimenticias son:

  • Observa tu cuerpo y tu alimentación. Lleva un registro de lo que comes y de las reacciones de tu cuerpo.  ¿Cuándo, cómo, dónde se presentan los síntomas?
  • Sal de la monotonía y sustituye tus alimentos predilectos por otras opciones y percibe si hay cambios en tu cuerpo.
  • Evita alimentos altamente procesados, prefiere lo fresco, natural y orgánico.