Me hacía falta un fin de semana

Por Masqueudos

Si os digo que ha sido un fin de semana cojonudo, así con estas palabras, me quedo corta. Y es que ya me hacía falta: necesitaba tiempo para mi, para no pensar en lo que me queda por preparar o por hacer en el trabajo, para no organizar nada y simplemente dejarme llevar. Me hacía muchísima falta.

Por eso el viernes cuatro intrépidas nos fuimos a hacer una Escape Room en la iglesia de San Millán, así a pelo, con toda la gente del museo preguntándose qué estábamos haciendo y nosotras abarradas contando tumbas y escudos heráldicos, poniendo a prueba a la guía y silenciando el cronómetro para que no se diera cuenta de que se nos había acabado el tiempo. Al final lo conseguimos pero entre los nervios y las risas tampoco recurso muy bien cómo pudimos hacerlo y rescatar el valiosísiml tesoro de la Universidad de Salamanca.

Después nos marchamos a ver la obra “Gloria” de Teatro de Barrio en el Juan del Enzina. Y nos encantó. La actriz, Ana Rayo, construye un monólogo impecable sobre la vida de la poeta desde una parte de su biografía que no muchos conocen: malhablada, irónica, crítica y tremendamente sensible, nos conquistó y nos la creímos de principio a fin. Qué frágil era Gloria. Qué frágil.

El sábado cogimos el coche y nos marchamos al INTROMUsIC. Cualquiera que me conozca sabe que no soy nada de conciertos, pero siempre acabo yendo. Me reconcilié con la música gracias a Andres Suarez y a partir de ahí con IzAL o Sidonie sé que me puedo arriesgar porque va a ser éxito asegurado. Y así fue: primero Sidecars con su pedazo de directo y su emoción, seguidos de IzAL y sus temazos – aunque menos impresionantes que otras veces- y para terminar el broche de Sidonie y su locura, con historias como “Estáis aquí” o “Nuestro baile del viernes” que deberían ser himnos de nuestra generación acabamos reventados, pero mereció la pena.

Y el domingo, creado para descansar, pusimos rumbo a La Alberca para disfrutar de dos horas de spa en la Abadía de Los Templarios. Es uno de los mejores spas que tenemos en la provincia de Salamanca y merece la pena la hora de viaje si, ademas, después de disfrutar del rato de relax, te homenajeas como hemos hecho nosotras con unas patatas meneas en un restaurante en el pueblo y luego paseas y paseas y paseas hasta que te llenas de todo el otoño del mundo y te sientas preparado para volver.

Porque si, fines de semana así son pura energía para afrontar una nueva semana con toda la ilusión del mundo y con la mejor compañía. Porque nada de esto hubiera sido posible sino es por la gente bonita con la que comparto mis días.

A todos,  ¡os quiero!