Sr. “X”, tiene 43 años, permanece en silla de ruedas, tras accidente casero, al intentar arreglar la antena de TV para ver el futbol. “X” nos refiere un anterior (a la defenestración) intento autolítico con pastillas, se quería morir, cuando le pregunto si tiene ideas de suicidio actualmente, no niega rotundamente, indicando sorprendido: “¿para qué?, con lo bien que estoy ahora”. Sin embargo, se queja de estar en la cama mucho tiempo después de despertarse, de que le gustaría levantarse y desplazarse en su silla de ruedas, pero precisa para ello de un soporte que se le ha retirado. Cuando preguntamos a la madre del motivo de retirar el apoyo para que “X” se levante de forma autónoma, indica que lo hace para que no asalte la nevera por las noches y cuando ella sale a comprar. Al parecer “X” tiene un apetito voraz, lo que se evidencia por el progresivo aumento engorde. No hay control de peso, pero se evidencia visualmente. Esta restricción a su autonomía ha originado en ocasiones tensión familiar, aunque él y su madre reconocen que actualmente están muy bien, salvo el problema de la falta de autonomía para levantarse, de una parte, y del asalto a la nevera por otra.
El tratamiento actual, a fecha 16/06/20, es:
Depakine crono 500 (valproico) 1-1-3
Lyrica 150 cap (pregabalina) 1-0-1
Plenur (litio) 1-0-1
Rivotril 2mg (clonazepam) 0-0-1
Zyprexa (olanzapina) 10mg 1-1-2
Haloperidol XXX gotas (3mg) para dormir.
Xarelto 20mg (rivaroxabán) 1-0-0
Seguril 40mg (furoxemida) 1-0-0
Omeprazol 20mg cap 1-0-0
Toma suplemento proteico (no especificado)
Los medicamentos los toma con zumo de naranja.
“X” conoce perfectamente su tratamiento y para que se emplea cada uno de los medicamentos, y cumple religiosamente con las tomas de medicación, lo que corrobora su madre. Otros problemas detectados son: ulceraciones de presión, tabaquismo, dolor en las extremidades inferiores (que “X” refiere como dolor neuropático). Durante la entrevista “X” se muestra sedado y somnoliento, se distrae y se ensimisma con facilidad, su habla es farfullante dificultando la comunicación.
En la reunión con “X” y su madre queda claro que el origen de los conflictos de relación actuales está en la apetencia de aquel por comer y tomar refrescos.
Entre los medicamentos que toma “X”, pueden aumentar considerablemente el apetito y el peso (según ficha técnica) los siguientes: pregabalina, valproato (ambos frecuentemente >1/100 pacientes) y especialmente litio (11-33%) Y olanzapina (muy frecuentemente, >1/10 pacientes). Se da la circunstancia que la dosis de olanzapina prescrita a “X” es doble de la máxima recomendada y se corresponde con 4DDD (dosis de 4 pacientes promedio) (se considera alta si >1,5DDD).
Olanzapina se ha implicado en la aparición de trombosis, problema importante que también presenta “X”. Valproico también puede causar vasculitis. Rivaroxaban es un anticoagulante, se emplea para tratar y prevenir el tromboembolismo. Requiere como valproico y olanzapina control de la función hepática.
El uso de litio requiere monitorización de niveles plasmáticos, especialmente tras la asociación de furosemida. Furosemida es más seguro que otros diuréticos tiazídicos en asociación con litio, pero también exige control de niveles, ya que también puede inhibir la eliminación de litio. Se recomienda monitorizar niveles de litio y electrolitos.
Pregabalina, según “X” empelado para tratar “dolor neuropático”, puede causar frecuentes dolores osteomusculares (frecuentes), (y también rivaroxabán, litio y olanzapina). Otro efecto adverso de pregabalina (aunque poco frecuente) es la frialdad de las extremidades, problema que ya ha dado lugar a ocasionales consultas anteriormente.
Valproico requiere control periódico de plaquetas, especialmente si se asocia con anticoagulantes como rivaroxabán.
Pregabalina se ha implicado en un aumento del riesgo de ideación suicida, como clonazepam y valproico.
Es una persona polimedicada en cuyo tratamiento conjunto se aprecian varias interacciones de carácter moderado, pero que en conjunto aumentan la toxicidad sobre los sistemas nervioso central, hepático y cardíovascular.
Fdo: Emilio Pol Yanguas