La automatización de procesos y la generación de algoritmos de inteligencia artificial permitirán crear módulos de comunicación médica personal accesibles en cualquier terminal móvil. Los programas recabarán nuestros datos biométricos, antecedentes sanitarios, características personales y los cruzaran con sus ingentes bases de datos dándonos respuesta a nuestras dudas de salud. Podrán diferenciar síntomas de enfermedad de señales corporales normales y en los casos dudosos ofrecer las mejores posibilidades de diagnóstico o consulta. Habrá módulos automatizados de segundo nivel capaces de solicitar pruebas diagnósticas elementales y prescribir tratamientos sencillos, cuando estos no puedan dar respuesta derivarán a un consultor humano por teleconsulta o presencial. Este consultor de primer nivel podrá a su vez derivar al paciente a niveles superiores de lo que será una organización hipercompleja.
Las interacciones humanas se reducirán al máximo reservándose a manejo de casos complejos, graves o de pronóstico reservado. Los procesos comunes (el 90% de los casos) serán manejados por algoritmos y teleconsulta, dejando solo la interacción humana a los casos urgentes o que precisen tratamientos operativos como curas, vendajes o cirugía menor.
Quien desee atención personal para cualquier cuestión tendrá que pagar una elevada cantidad.
El proceso de industrialización sanitaria seguirá su curso, incorporando robotización, automatización y mecanización de todos los flujos de acción posibles. Antes de acudir a cualquier consulta médica será preciso navegar por árboles de decisión que algoritmos cada vez más potentes irán desplegando de forma personalizada ante cada cuestión de salud que aparezca.
Es cierto que todavía nadie ha sido capaz de pintar el cuadro completo de este escenario de futuro y que quedan importantes incógnitas por resolver. ¿Qué credibilidad tendrán las máquinas ante el agobio de sentirse enfermo? ¿Confiaremos en bots, robots y algoritmos tal y como lo hacemos en los profesionales sanitarios? ¿Seremos capaces de interactuar bien con la tecnología o se desencuadernará una epidemia de malestar y enfermedad ante cualquier señal corporal? ¿Seguirán aumentando el sobrediagnóstico y sobretratamiento que sufrimos actualmente?
Lo que sí sabemos es que el escenario actual se va a transformar rápidamente. Las enormes inversiones en investigación y desarrollo impulsarán cambios graduales que iremos ensayando en los próximos años. Los sistemas sanitarios son una de las estructuras sociales más complejas que existen, con organigramas de recursos humanos ingentes, altos niveles tecnológicos y gran gasto de recursos. Pese a su enorme inercia cambiarán, y nosotros lo veremos.