Memorias de un coordinador extraño

Por Saludyotrascosasdecomer

Capítulo quince: Happiness
Yo era modestamente feliz. Me había descubierto cómodo en mi papel de médico de pueblo, sentía el aprecio y los disgustos de los pacientes, disfrutaba de una falsa aunque confortable sensación de control acerca del discurrir de las mañanas, mantenía con los compañeros una relación de cordialidad cuando no de recíproco afecto, la jornada desvelaba gratificaciones y sinsabores pero permitía un horario estable, unos patrones de comida y sueño razonables, una vida organizada.
Duermo menos y con peor calidad, porque las preocupaciones no desaparecen durante los fines de semana debido a que intervienen varios factores que escapan de mi limitado alcance, los compañeros han pasado a verme como a alguien distinto y empiezo a dudar si en el fondo no habré cambiado realmente, mi humor se ha deteriorado, vuelco mis lamentos en un blog que intuyo nadie lee, hace un mes que no meto un triple y mis pases son una mezcla confusa de contrariedad física y desesperación, gano menos dinero cuando por lo visto mucha gente está convencida de todo lo contrario y me lo subraya con insultante frecuencia, empleo gran parte de mi tiempo en vencer resistencias, resaltar lo obvio, apagar fuegos ajenos, golpear muros, comunicar malas noticias, aguantar chaparrones, negociar, mediar, templar.
Estoy triste. Estoy cansado. Estoy aquí.