Memorias de un coordinador extraño

Por Saludyotrascosasdecomer
Capítulo 25: El regreso
Lo natural sería que los circuitos estuviesen oxidados, que pudiéramos escuchar ese rascar de palabras sobre las grietas del cauce. Uno se comporta, escribe, como monta en bicicleta. A tirones imprecisos, sorpresivos, que producen gloriosas escapadas e insondables desfondamientos, alguna conmoción en la retina, un roce de victoria. Han sido unas jornadas de descanso, de mínima reflexión, de hartazgo. Es difícil escribir cada semana acerca del trabajo, acerca de este trabajo. No es que no pasen cosas, sólo que muchas veces vivimos la ilusión de que siempre pasa lo mismo. Resulta aburrido y el objetivo nunca fue, en maledicencia del doctor Rafa Cofiño, montar un grupo de autoayuda. Aunque en algunas entradas lo parezca. El doctor Cofiño es un activo asturiano, igual que la fabada o el Festival de Cine de Gijón. Su cadencia de pedaleo es constante, talentosa, no exenta de genialidad. Conozco unos cuantos tipos así, cuya valía personal y profesional nunca se me antoja suficientemente arropada por un sistema que revisa antes el carné o los afectos que los resultados. Me queda un puñado de meses por delante para describirles las trayectorias oscilantes de los cuerpos directivos y otras especies; no en vano, imagino, han pasado unas elecciones por nosotros.