Por: Caroline May CuestaIndagar sobre lo asqueroso lleva a imaginar cuántas cosas pueden existir, y en la búsqueda de algo en particular viene a mí la preparación de La Morcilla. El señor Tiberio, mi vecino, un santandereano de pura cepa, cuenta con placer sobre el origen de la morcilla en su "tierrita" y de los platos típicos que le acompañan; estos a oídos de cualquier persona quizá causarían más de una sensación desagradable, pero para ellos es todo un goce.“Queremos comer: Vomito caliente de un paciente, sangre acumulada como ensalada, catarro de loca como pasaboca y moco verdoso rico y espumoso”.
Es el cántico que muchas veces de niña entoné para fastidiar a una persona mientras comía y que a su vez, pasaba por mi mente mientras mi vecino me hablaba de un menú especial que no está lejos de la gastronomía colombiana. Sopa de Sangre, Pipitoria, Sopa de Venas y Morcilla, son preparados y están a la carta en "La Sureña", un restaurante en el centro de la ciudad donde sin falta los domingos el señor Tiberio y su familia deleitan su paladar.- “Doña Ana tráigame la Sopa de sangre que tengo un hambre de muerte lenta”, se escucha casualmente en "La Sureña" desde hace 33 años por parte de algunos comensales y Doña Ana Victoria de Pinzón, soberbia, chaparra y regordeta es la responsable de preparar las famosas sopas levanta muerto, y ella al querer saciar mi curiosidad de ver dichas sopas, conduce mis pasos al lugar donde cobra vida nuestro menú mortal: La cocina.Fotografía: Caroline May
Al ingresar, “El indio”, -como suelen llamarle a una olla grande- ya está puesta en la leña mientras se percibe el fuerte olor a sangre que se emite vaporosamente y como cualquier cuento de hadas, la bruja, en este caso Doña Ana, se acerca a la olla y remueve el pegoste quemado de los diez litros de sangre coagulada cocida. La saca, la pica con papa y guasca para sazonarla y complementar el plato, mientras un favor abre paso a La Pipitoria. -“Mija hágame el favor y alcánceme el menudo”, mis ojos buscaban el dinero y frente a ellos la risa burlona de Doña Ana me hacía pasar por ignorante, la seña de su boca me indica donde se encuentra el desconocido menudo. Los santandereanos le llama a la malamente vistosa combinación de tripas, hígado y corazón “El Menudo”, lo que permite la creación de “La Pepitoria”; sin dejar atrás el ingrediente principal, la sangre, ésta se cocina con agua y sal para luego desmoronarla y ligarla con el menudo. En segundos, una cuchara humeante sale del plato para ser saboreado por la pequeña nieta de Doña Ana, sopla el vapor y la expresión de su rostro deleitoso más las palabras “rico abue”, califican positivamente la sopa, para así, estar a la orden de los que le aguardan.Es medio día y “La Sureña” no da abasto. Hambrientos los comensales piden con ansias la Sopa de Fotografía: Caroline May