A escasos metros del lugar que ocupó hasta su demolición en 1970 el que fuera el primer mercado de abastos cubierto de Madrid, abre ahora sus puertas este novedoso espacio. La promotora Grupo Nivel 29, asesorada por la firma Cousi Interiorismo, son los artífices del nuevo Mercado de San Ildefonso, un novedoso concepto de ocio, disfrute y socialización en torno a la gastronomía, al estilo de los street food market que pueden encontrarse en Londres, Nueva York, Singapur o Bangkok.
Un espacio único que ha sido diseñado como una auténtica prolongación de la bulliciosa y cosmopolita calle Fuencarral en que se ubica: con adoquines que recuerdan a los de las vías peatonales en sus suelos y absolutamente abierto al exterior a través de grandes ventanales abatibles, pero -como el mercado histórico al que debe su nombre- con un techo que lo cubre todo.
El nuevo Mercado de San Ildefonso no es uno más de los que están proliferando en las capitales de nuestro país. En él no hay coloridas cajas de hortalizas, ni piezas frescas para cocinar en el hogar. Su oferta se basa principalmente en el producto manufacturado, algunos en estado puro, pero siempre listo para tomar en el establecimiento o mientras se sigue el rumbo por la calle principal.
Todo ello con el objetivo de ser un break en la jornada de compras, un punto de encuentro en horario after work, una alternativa al aperitivo o una parada estratégica para vecinos, turistas y asiduos entre Malasaña, Chueca y Triball.
En sus casi 700 m² de superficie total, que se distribuyen en tres plantas, alberga 18 puestos de estética callejera, tres barras de servicio (una por planta), mesas altas corridas franqueadas por algún que otro taburete y dos terrazas: la principal está recubierta por un graderío de madera que genera la sensación de estar en una plaza más de las que esconde el barrio de Malasaña y la segunda -un recoleto rincón entre plantas a modo de fumadero- está rodeada de vegetación a modo de un bucólico parquecillo urbano.
Cousi Interiorismo han apostado aquí por una estética industrial con un techonado de vigas metálicas y tuberías vistas, lámparas años 20 traídas de la última feria de París, materiales en bruto como el ladrillo visto y el hormigón, acabados naturales en madera, hierro, cobre y acero y elementos originales.
Entre estos últimos destaca un vistoso neón y el gran árbol de 8 metros de altura realizado en cuerda que preside la planta principal.
Calidad y singularidad son las premisas que se ha seguido en San Ildefonso a la hora de elegir a los proveedores que nutren a sus puestos de una variada y original propuesta gastronómica con la que han pretendido “huir de la impersonalidad de las franquicias”.
Algunos de ellos son marcas de reconocido prestigio y otros jóvenes emprendedores emergentes de contrastado éxito; pero todos son auténticos, apasionados de su oficio y profesionales de éxito reconocido comprometidos con la mejor materia prima de proximidad.
Consolidadas marcas, como los ibéricos de Arturo Sánchez, los quesos de Poncelet, las conservas de Don Bocarte o Ahumados Domínguez, conviven aquí con pequeños y entusiastas profesionales de nueva generación, pero de reconocido éxito.
La oferta de completa con el Espacio Sorpresa, ubicado en la planta superior. Se trata de un espacio cambiante dedicado a la realización de showcooking y coctelería de vanguardia, además de presentarse como un escaparate de productos de temporada realizados por asociaciones de productores y consejos reguladores, entre otros, y de cocineros nacionales e internacionales. Sin duda, un espacio que no dejará indiferente a nadie y en el que “siempre ocurrirá algo nuevo”.
Con todo, el Mercado de San Ildefonso cuenta con una propuesta excelsa y muy diferencial pero, como corresponde a un mercado, a precios populares capaces de acercar directamente el producto al consumidor.