Pero, ¿qué debe ofrecer una buena póliza? La respuesta es evidente: interesantes coberturas, reales y especificadas en la misma póliza, sin letra pequeña ni dobleces. Cuanto más clara sea, más confiable será y menos se tendrá que recurrir a ella salvo si es necesario.
Las coberturas suelen referirse a daños frente a caídas, roturas, derrames de líquidos, sobretensiones y temperaturas extremas. Y nunca, o casi nunca, contemplan robo y hurto. Por una razón muy lógica: ya se encargan de ello los seguros de hogar. Basta con echar un vistazo a las cláusulas expuestas en el contrato para comprobarlo.
En definitiva, pólizas para móviles, reales y creíbles. Para evitar luego desagradables sorpresas.