Ya se retira el invierno y Sabrina Meyns, una artista irlandesa, por su gran amor a las flores nos recuerda a Boticelli, con su celebración de la primavera. Él, en su célebre pintura homónima, reprodujo una a una cerca de dos mil especies distintas de la flora silvestre de la península italiana.
Sabrina no pinta, pero su celebración es completa: ella fabrica con sus propias manos papel, lo utiliza luego en sus joyas, flores que a veces incluyen semillas y que luego monta con delicados estambres o capullos de metal.
Delicadas, hermosas y únicas, cada una de ellas es una poderosa metáfora del proceso de creación de la naturaleza.