Mi abuela

Por Masqueudos

Mi abuela no sabía que iba a utilizar las potas donde escondía las rosquillas (para que no las comiéramos todas a la vez) o donde dejaba reposar el arroz con leche para contar cuentos; tampoco imaginaba que la criba de las lentejas me iba a servir para escuchar el océano sin necesidad de viajar hasta la costa; o que su caja de costura iba a ser el hilo conductor de una sesión de narración para celebrar el Día de los Abuelos;  Seguro que nunca se le pasó por la cabeza que su barreño viejo de latón escondería tantas palabras para lavar, tender y contar.

Mi abuela no sabía que yo de mayor iba a compartir con sus cosas y con sus recuerdos las historias que aprendí en el pueblo o en las noches de verano.

O igual mi abuela lo sabe.