Al hacer una relacion de nuestra vida como dentro de la armonia de la musica que interpreta una orquesta podriamos deducir que a cada uno nos corresponde tocar un instrumento musical diferente dentro de esa orquesta.
La experiencia de vida son las notas musicales que cada uno le saca a su propio instrumento musical. Todos los seres humanos tocamos un instrumento diferente y aunque a algunos se nos asignen instrumentos similares, la forma de tocarlo es lo que hace la diferencia en la gran armonia de la orquesta. Nos corresponde ponerle todo nuestro poder, energias y destrezas al desarrollo de las habilidades para aprender a tocar dicho instrumento. No se puede sacar notas musicales a un instrumento que no se ensaya y este ensayo no es individual, es a la par de los demas instrumentos que conforman la orquesta porque lo que se ensaya es de como se oye la armonia de todos. Hay orquestas pequeñas, grandes y enormes esas son las sociedades con que convivimos y somos innegablemente parte de ellas.
Al momento de tocarlo no nos corresponde entretenernos en los detalles de como los demas hacen sonar los suyos, nos corresponde concentrarnos en el nuestro y mirar solamente hacia el maestro que dirije la orquesta. Un músico que le pone toda su entrega a las notas propias, se siente realizado, maravillado al momento de la mezcla armoniosa de su sonido en medio de los demas en la orquesta. Su felicidad viene como fruto del esfuerzo y dedicacion que se ve realizado en el bello sonido integral de la orquesta. Sirve de muy poco un instrumento solitario. No se logra la felicidad como músico solitario sino como parte de la orquesta que nos rodea.
La regla de oro, solo hacer a los demas lo que esperamos que ellos nos hagan a nosotros.
¡Que el instrumento que tocamos suene maravilloso!