La hora de ir a dormir o los despertares nocturnos de los más pequeños de la casa pueden resultar un auténtico suplicio para muchos padres. Con este post pretendemos ofreceos algunas pautas y consejos que ayudarán a que el hábito del sueño de vuestro hijo se regule.
Establecer una rutina para ir a dormir
Asimismo podemos hacer una cartulina específica para las acciones previas a la hora de dormir, para que no se queje cuando le apaguemos la tele, le digamos que tiene que ir a la cama o que tiene que dejar sus juguetes. Una propuesta de rutina podría ser la siguiente:
Baño, cena, pipí, ir a la habitación, masajes relajantes con mamá o papá (con luz tenue y música tranquila de fondo), cuento (con el tono de voz bajito y habla calmada), apagamos la luz, beso de buenas noches y despedida.
Es un ejemplo como otro cualquiera, pero lo importante es que se convierta en un hábito y eso se consigue cuando SIEMPRE realizamos estas pautas, a la misma hora y en el mismo orden.
Fomentar la expresión de los miedos e inseguridades
A veces a los niños les cuesta admitir que tienen miedo o no saben expresarlo con palabras y llaman a los padres a media noche o recién acostados con demandas varias (quiero agua, me hago pipí, quiero dormir contigo) que no tienen nada que ver con el miedo, pero no descartéis que esas llamadas sean fruto de inseguridades y temores.
Podemos hablar con nuestro hijo (en un momento en el que esté tranquilo y sin jugar, ni viendo la tele) y preguntarle si le da miedo algo. Es muy adecuado expresarle que nosotros también teníamos miedo cuando éramos pequeños y que nos tiene ahí para lo que necesite. Si el niño nos confiesa algún miedo concreto podremos desdramatizarlo a través del juego, los cuentos y los dibujos. Recordad que si el niño se siente protegido, aprende a relajarse y afronta sus temores, la ansiedad se reducirá.
Potenciar su autonomía
Atender a sus llamadas
¿Qué hacemos entonces si sale de la cama o nos llama por la noche? Podemos acompañarlo a su habitación (si ha salido de su cuarto) y calmarlo con cariño y afecto. Si tiene miedo lo consolamos (y le reforzamos cuando se calme). Una vez relajado nos retiramos diciéndole que estaremos cerca por si nos necesita (pero en nuestra habitación).
Cuando un niño se siente seguro y relajado será más difícil que vuelva a despertarse con ansiedad.
Para terminar os recomendamos unos breves consejos prácticos que os pueden resultar de utilidad:
- Las cenas ligeras son mejor que las copiosas, para favorecer el proceso de digestión y el sueño.
- Se recomienda que el niño no vea la televisión justo antes de ir a dormir, pues les excita y tampoco tenemos un control total sobre los contenidos que pueden salir.
- Podemos colocar un vaso de agua cerca de la cama del niño para evitar que se tenga que levantar si tiene sed.
- Los muñecos y las mantitas son unos complementos ideales que acompañan al pequeño en sus horas de soledad en su cama.
- Hay que diferenciar entre pesadillas y terrores nocturnos. Las primeras son sueños que recordamos y por tanto podemos expresar su contenido. Si nuestro hijo ha tenido un terror nocturno no recordará el sueño pero experimentará un alto nivel de angustia y ansiedad.
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Sira Sánchez
Psicóloga. Mi campo laboral se ha centrado en la orientación educativa, en la enseñanza pública desarrollando funciones de jefatura del Departamento de Orientación. Actualmente dirijo el área educativa y de orientación en WebPsicólogos.Latest posts by Sira Sánchez (see all)
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