Empezar a hacer ejercicio, cuesta. No es agradable sudar, pasarlo mal, levantarse del sofá (donde se está muy bien), pasar frío o calor, ponerte la ropa de deporte... Lo sé. Empezar a hacer ejercicio cuesta MUCHO.Pero llega un momento en el que no piensas en eso porque te compensa. Los días en los que sacas fuerzas, no sabes bien de dónde, y sales a caminar, a correr, a patinar, en bici, nadar o vas al gimnasio, sacas fuerzas de donde no las tienes y cuando estás esforzándote descubres que puedes hacer mucho más de lo que pensabas que podrías hacer. Si piensas que no lo vas a hacer, no lo harás.Es por esta razón, entre alguna otra, que he decidido participar en mi primera carrera popular. Tengo que entrenar muchísimo porque tendré que correr el doble de distancia que he estado haciendo hasta ahora.Se abren las apuestas, aunque yo sé que lo conseguiré.