Con mi familia vivimos en otras ciudades; Copiapó fue mi primer destino, Iquique siguió, y luego llegó el turno del pequeño puerto de mis amores, mi querido Tocopilla. Antofagasta se sumó para realizar mis estudios de Periodismo, pero nunca me sentí tan “en casa” como en el puerto gris de Tocopilla.
Por estos días Tocopilla ha sido protagonista de muchas portadas, ha estado en la palestra por su lucha maravillosa, por sus marchas en la calles y por gritar sin culpa, ni temores para exigir lo que se merece. Hace 6 años no azotó un terremoto, hace 6 años que Tocopilla cambió para siempre.
Crecer entre cerros, con el mar a tus espaldas, con los amigos caminando por 21 de Mayo, jugando en las playas del puerto, es un privilegio amigos míos, aunque no tengamos un solo árbol en la ciudad, creábamos parques de risa y entretención allí, junto a la Piedra del Camello. Bailamos los ritmos de moda en el Yanko’s o la Cabaña, o simplemente nos enamoramos paseando por la Playa Panteón.
Tocopilla tiene su encanto, y allí permanecen mis amigos, mi familia y mis recuerdos más hermosos. Los carnavales de verano a pleno sol, los baños en Caleta Buena a medianoche, las competencias reñidas para sacar reina y los ensayos de los bailes en plena calle o en el muelle.
Cuando me preguntan de donde soy, yo respondo: “soy de Tocopilla, la ciudad de Jodorowsky, la ciudad de Alexis Sánchez, y hoy, la ciudad que marchó y gritó hasta que fue escuchada”. No saben que orgullo sentía cuando veía las fotos, cuando llamaba a mi hermana y me contaba que hasta mi sobrino Renato, de 5 años, salió a marchar para exigir una plaza para jugar. Sí, porque no tenemos una plaza para jugar…
El movimiento fue precioso, fotografías en todo Chile, en todo el mundo, de todas las personas, artistas y de todas las especies que se tomaron las redes sociales uniéndose a la causa. El apoyo suma y sigue, el amor por el pueblo no cesa.
Desde aquí, desde Santiago, desde el frío y la lluvia, extraño más y más mi hogar, mi Tocopilla, extraño el silencio de los días de semana, y caminar por medio de la calle sin que alguien enojado me grite que me suba a la vereda, extraño el olor del mar, y manejar con la música a todo volumen mientras pasan rápidamente por mi ventana las imágenes de La piedra del Elefante, Punta Tala, Caleta Buena, Conchuelitas o la casona de Gatico, extraño ir al colegio con el jumper azul y pasar mis días en la plaza andando en patines, extraño los cerros gigantes que rodean la ciudad, extraño mi niñez y mi juventud en un pueblo olvidado por el tiempo.
No se olviden que Tocopilla también es Chile, que en Tocopilla también hay gente esforzada, feliz, trabajadora, enferma y sobretodo luchadora que ama a su pueblo. No se olviden que aun queda mucho por hacer, y que tenemos temas pendientes como el de la contaminación, la salud, la educación y la reconstrucción.
No se olviden que quedamos muchos que queremos un Tocopilla mejor y más feliz.
Ojala algún día la canción del grupo musical “Los Golpes” , esa que dice en su letra: “Tocopilla Triste”, cambie para siempre… sino es hoy, algún día, pronto!
Un abrazo a cada uno de los tocopillanos, de mi pueblo, de mi hogar, de mi querido puerto.